Subí las escaleras para darme una ducha, vestirme, peinarme y aplicar un poco de maquillaje.

Bajé las escaleras, agarré otro café y me senté en el porche delantero, inhalando un cigarro, mientras mi madre se apresuraba a marcharse.

"¿Estás segura de que no quieres que te lleve?" Preguntó nuevamente.

"Es muy temprano, prefiero hacer una entrada especial", le respondí con una sonrisa maliciosa.

"Oh, que la Diosa nos ampare", dijo mientras se metía en el vehículo y se despedía con una mano.

Terminé mi cigarrillo y el café, entré a casa y me aseguré de que mi mochila tenía todo lo necesario para la escuela. Entonces, comencé a caminar por la calle, todo parecía igual que antes, seguí el sendero que conducía a la escuela, y pensé que todo era tan familiar, sentía como si nunca hubiera estado fuera; era una sensación extraña.

Al llegar a la entrada de la escuela, vi a los chicos conversando y riendo en la entrada, yo me encontraba desde la acera de enfrente observándolos, cuando vi llegar a