Tregua

Por Javier

Entramos a su departamento, prendió las luces, todas, señal que seguía asustada.

El departamento estaba decorado muy femenino, en tonos de lilas y violetas, con algún toque de rosa fuerte y gris.

Parecía más de una niña que de una mujer sexi, como lo era ella.

¿Desde cuándo me parece sexi?

Estaba ordenado, salvo la mesa, que tenía libros, una taza grande de café a medio tomar y una carpeta abierta con un bolígrafo sin capuchón, todo esto me llamó la atención, porque el resto del departamento estaba ordenado, más que eso, estaba impecable.

Era como qué estaba estudiando y tuvo que salir corriendo.

¿Adónde fué?

¿En donde pasó la noche?

Yo también prefiero tomar un café, para sacarme el resto de la borrachera.

Mientras yo servía el café, ella fue a su cuarto, se cambió la blusa rota por una remera suelta y grande, parecía de pijama, tenía a Mafalda y sus amigos, impresos en el frente, yo leía esa historieta cuando era niño.

Nos sentamos en los sillones, uno frente al otro.

-¿T
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