Connor Fray

Mi olfato percibe ese dulce aroma a vainilla con fresas, tan único de Lana, detiene sus pasos a pocos metros donde me encuentro a mis espaldas, contiene su respiración. Según mi ingenua prometida, ni siquiera la he notado. Sin embargo, busco sacarla de su equivocación.

—Lana, es tan difícil para ti estar en el mismo espacio conmigo —Mi voz sale con amargura —Ven, siéntate por un momento.

Ella, lo piensa por un instante, pero luego de reflexionarlo se rinde.

—Dime, Lana, soy tan repulsivo para ti que no me soportas —Espero su respuesta por varios segundos.

—Yo, no diría eso Connor

—¿Entonces? —Insisto en obtener una respuesta.

—Me pareces un hombre que está acostumbrado poseer siempre lo que desea eso me desagrada —Dice sin pelos en la lengua.

Niego con una sonrisa en mis labios realmente me esperaba una respuesta así de su parte. Busco su mano sin avisarle entrelazando mis dedos con ella, quien mira sorprendida la unión de nuestras manos.

—Lana, te propongo una tregua —Me