No quitamos la ropa que nos estorbaba, le besaba con mucho cuidado sus senos, su boca, todo su cuerpo entrando lentamente en ella, siendo uno solo.

— Me haces tan feliz — le susurraba mientras me movía lentamente dentro de ella.

Danna disfrutaba mis movimientos, no hablaba, solamente me besaba con mucho amor y pasión de por medio.

*** Tres años después ***

Me había casado con Danna Schmidt, al parecer los mensajes y las llamadas que recibía han cesado, nunca me dijo quién era, pero solamente esperaba que no fuera el imbécil de Martín Cáceres, me encontraba acomodando mi corbata, saldría en un programa de televisión ella entra a nuestra recámara.

— Amor que guapo te miras — me dijo Danna sonriendo.

— Gracias mi cielo — le agradecí dándole un beso en la mejilla.

— ¿A dónde ir&aa