Capítulo 40

Isabella

Mi sangre está hirviendo, como pudo tocarla, como pudo montarle una mano encima a la mujer que alegra mis días, ya fue demasiado lejos, debo poner un alto o él terminará por lastimarla peor ¡Maldición, quiero matarlo con mis propias manos! Hacerlo sufrir, ya se ha vuelto un dolor de culo en mi vida, mi Isabella corre riesgo, no puedo dejarla que ande sola, a partir de hoy le colocare guardaespaldas.

Llego a la empresa de Max y noto que está afuera, él se da cuenta de mi presencia pero no de mi puño que impacta en su asquerosa cara, lo golpeo repetidas veces, una y otra vez, sus hombres intentan intervenir pero los míos no lo permiten. La ira que siento es mayor, está jugando conmigo, me hizo creer que mi pequeña y él tenían algo que no es cierto, ahora me entero que le pegó, es un poco hombre

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