Capítulo979
—¡Encuéntrala! — Rodrigo golpeó fuertemente el alféizar de la ventana con la palma de su mano. Sus ojos afilados y alargados ardían en un rojo intenso. —¡Si es necesario, derriba toda la casa por completo, pero quiero encontrar a mi esposa!

—¡Sí! ¡Ya pongo a todo el mundo a buscarla de inmediato! — Luisana se apresuró.

La habitación volvió al silencio. Las tensiones desordenadas de Rodrigo se relajaron un poco, y su estado de ánimo se volvió un poco más tranquilo.

En ese momento, escuchó débilmente un sollozo. Su corazón se apretó.

—¡Noa! — Rodrigo, lleno de alegría, corrió hacia la habitación siguiendo el sonido.

El llanto se volvía más evidente, cada sollozo le causaba un dolor difícil de soportar en su ya maltrecho corazón.

Finalmente, Rodrigo llegó frente a la puerta del armario en el dormitorio.

Dentro, el llanto era más claro, acompañado del sonido de la fricción de la tela y susurros.

Rodrigo abrió lentamente la puerta del armario y, al siguiente momento, su corazón se retorció
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