Capítulo941
Alejandro no profundizó en esas palabras; en ese momento, todo en su mente giraba era en el incidente anterior, se encontraba lleno de remordimiento y tristeza.

—No lo hagas. Llamaré a César para que lo entregue, o si quieres, que venga y lo haga. Aunque su habilidad en la cocina no se compara con la de Aarón, sabe cocinar bastante bien.

Alejandro también notó que Clara se encontraba descalza, dejando ver sus pies blancos y delicados. Frunció el ceño al darse cuenta y, sin más, agarró su fina cintura, levantándola fácilmente.

—¿Qué estás haciendo? — Las manos de Clara se aferraron rápidamente a los anchos hombros del hombre.

—¿Cómo puedes descuidarte así? El suelo de baldosas está totalmente frío, ¿cómo puedes andar descalza en casa?

Alejandro colocó a Clara con cuidado en la mesa, arrodillándose frente a ella, y tomó uno a uno sus pies, abrazándolos para mantenerlos bien calientes.

Tan cálido, todo era la familiar temperatura de ella.

Clara cerró los ojos ligeramente, muy cómodamente
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