Capítulo895
Teófilo estaba sorprendido. —¿Ya no eres el presidente?

—Nunca quise ser presidente. Todo lo que hice fue por ayudar a Clara.

—¡Vaya, primo mayor, eres impresionante!

La nariz recta de Teófilo se acercó lentamente al perfil atractivo de Diego, y su aliento cálido se derramó sobre sus contornos bien definidos.

Diego se quedó por completo sin aliento, y sus dedos sintieron un pequeño hormigueo indescriptible, como una corriente eléctrica, mientras vertía algo de vino tinto de su copa, que cortó la superficie de la mesa de madera como si fuera sangre.

—He entregado mi vida a Dios, incluyendo mi amor. Por lo tanto, no tendré pareja ni me casaré.

—Dios es muy compasivo y amoroso; te perdonará por cualquier acción irracional que tomes por el gran amor a tu hermana, y te perdonará por ahogar tus penas en el alcohol debido a tu mal humor.

Los ojos de Teófilo se oscurecieron, y su mano pálida y articulada acarició con gran ternura la mano de Diego, eliminando una mancha roja en la parte posteri
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