Capítulo613
Noa corrió hacia el muñeco de nieve, saltando y brincando, mientras el perro recuperaba la cabeza del muñeco de nieve que había sido derribada.

Tomó un gran trozo de nieve en sus brazos, se puso de puntillas y volvió a colocar la cabeza en su lugar. El perro agitaba la cola emocionada, dándole vueltas a la hermosa joven y rodando a sus pies y jugueteando con ella.

—¿Tienes frío, perrito? Prometo que un día te tejeré un suéter— dijo Noa como si el perro la entendiera. El perro agitó la cola como si lo hubiera entendido y luego se lanzó sobre Noa, lamiendo su suave mejilla.

—¡Esto me pica! ¡Deja de hacerlo, perrito! — Noa fue derribada por el perro, y ambos rodaron juntos en la nieve.

Rodrigo observaba esta tierna y rara escena con ojos llenos de ternura y cariño. Nunca había imaginado que podría tener una vida tan tranquila y feliz. Pero Noa se la había dado.

Tenía lo que otros hombres tenían, y ahora además también tenía a Noa. —Rodrigo, es increíble cómo este perro, que solía morder
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