Al pronunciar esas palabras, la multitud quedó estupefacta y todos miraron de reojo a Leona.

Leona escuchó sorprendida, sus ojos se ensombrecieron ligeramente, aunque su expresión era tranquila, como si todo estuviera dentro de sus expectativas.

Incluso sé consideraba que era más fácil alcanzar el cielo que tener una oportunidad de ver a Alexa. Nunca creyó que Leona tuviera la capacidad de obtener las joyas de Alexa. Definitivamente había algo sospechoso en todo esto.

Al pensar en eso, Leona sintió resentimiento y furia, su sangre se agitó y volvió a observar a Clara con una mirada penetrante.

Clara encogió ligeramente los hombros, la miró como si estuviera observando a una desquiciada.

¿Qué tipo de mirada es esa? ¿Acaso quiere devorar a alguien?

Leona se vio rodeada por las miradas sospechosas de la multitud, su rostro palideció como si estuviera gravemente enferma y se escondió detrás de Ema.

—¿Acaso me engañaste desde el principio, señorita Hernández? —Ada, con los ojos enrojecidos