Capítulo357
Noa, con su rostro delicado y pálido, parecía frágil como una motica de algodón, se comportó instintivamente como un animalito que buscaba refugio ante un peligro inminente, y se acurrucó en los brazos del hombre.

Rodrigo bajó la mirada con los ojos entrecerrados, sintiendo un escalofrío

La sensación húmeda y de sudor frio de la chiquitina se mezcló con su propia piel cálida a través de la fina camisa negra que llevaba. Su respiración se volvió más profunda y su instinto lo llevó a apretar los brazos involuntariamente.

—¿Hermana coliflor? —la llamó suavemente, sorprendentemente.

—...—Noa mantuvo sus ojos cerrados, agarrando la suave tela de su camisa, sin decir una palabra.

Una sonrisa se asomó en el rostro de Rodrigo, y preguntó en voz baja, —¿Estás herida?

Noa apoyó su frente en su pecho y negó con la cabeza en silencio.

Su gesto tierno le generó un sentimiento de compasión.

Los dos guardias de seguridad, al ver que el joven Rodríguez había llegado, cambiaron su actitud por completo
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