Capítulo260
Alejandro salió del estudio con el rostro pálido, sintiendo que su pecho estaba a punto de estallar.

Había descubierto que Clara era como una quemadura ardiente en su corazón. No se atrevía a tocarla, ni siquiera un ligero roce, porque sentía un dolor que parecía desgarrar todos sus meridianos.

Pero lo que le resultaba aún más insoportable que pensar en Clara, era el hecho de que Clara solía amarlo.

Alejandro había nacido con un espíritu altivo. Incluso en los momentos más difíciles de su infancia, cuando estaba hambriento y pasaba necesidades, nunca suplicó ni se rebajó. Tanto él como Clara eran jugadores empedernidos que apostaban sus vidas en la mesa, pero mientras ella apostaba con dinero, él apostaba con su dignidad.

No podía permitirse admitir que él era el perdedor en esta partida.

—Señor Hernández, —César se apresuró hacia él, —hay tres cosas que necesito informarle.

—Dime, —Alejandro se esforzó por mantener su compostura, aunque su frente estaba cubierta de un ligero sudor.

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