—¿Puedes prometerme, por favor, que no te pondrás de impulsivo ni enojado después de escuchar esto...?—Ve al grano. César tragó saliva nerviosamente y dijo—Acabo de ver... a la señora Pérez siendo empujada hacia una habitación por un hombre con gafas...Alejandro sintió como si un trueno estuviera explotando en su cabeza y sus ojos se volvieron rojos de inmediato. —¿En qué habitación? ¡Llévame allí!Compraron rápidamente una pastilla para la resaca.Pol tomó el frasco de pastillas de la mano de su secretario y le dio de beber a Clara personalmente, preparando agua tibia para que se enjuagara la boca.El secretario estaba sorprendido al ver esto. El señor siempre había sido implacable y astuto en su trabajo, y durante tantos años ninguna mujer había podido acercarse a él. ¿Quién era esta chica para hacer que su jefe la tratara con tanta atención y servicio? ¿Acaso el señor se había interesado en ella? Realmente los machos bien machos caen fácilmente ante mujeres hermosas. Mas quien sab
Pol se quedó atónito por un momento y su corazón se apretó.Clara tenía las mejillas moradas de la ira tan grande que sentía en aquel momento, clavando su mirada furiosa en los ojos oscuros de Alejandro. —¡Alejandro! ¿Cómo puedes ser tan desvergonzado y actuar como si tu comportamiento tuviese alguna justificación posible? ¡Suéltame... ¡No iré contigo, aunque me lo pidas de rodillas!No importaba cuánto luchara y maldijera, para Alejandro, parecía que no había nadie más en este mundo que le importara. En ese momento, su única intención era llevársela con él.Verla compartiendo una habitación con un extraño, completamente borracha, sin ningún sentido de vergüenza, hizo que Alejandro mordiera sus dientes con fuerza. No podía soportarlo más.—Alejandro, ¡De veras que no eres más que un bastardo... suéltame...ya!—Sin previo aviso, este hombre de gran energía la levantó sobre su hombro, sujetando su cintura con sus fuertes brazos y se fue caminando con un rostro frío como el jade.—¡Bájame.
—¡Yo tengo! —Alejandro dijo de repente con los ojos enrojecidos, sin importarle que al decirlo se tragase para sí mismo su orgullo y compostura.—¿Tienes? Jaja... ¡De veras que ya este medio loco! —Clara lo tiró con fuerza, su galante rostro se volvió aún más seductor por su estado de ebriedad. —¿Tú tienes nueva novia y no me permites tener un nuevo amor? ¿En qué cabeza pensante cabe eso?Cada palabra era como una daga al corazón, hiriéndolo de a poco.Alejandro recordó cómo estaban tan cerca el uno del otro con el hombre de gafas blancas, el aire estaba lleno de una evidente tensión sensual.En ese momento, todas sus percepciones se cerraron como por arte de magia.Solo quedó el deseo de poseerla, un deseo loco que rodeaba todo su ser.—¡Tienes una vida privada muy colorida! ¿Cierto? —Alejandro se rio amargamente, con una mezcla de dolor y celos, generando una emoción indescriptible, más fuerte que el alcohol. —Un hombre y una mujer solos en una habitación, ¿tienes miedo de no haber t
Clara regresó al bar, medio sobria después de vomitar el alcohol, pero su buen humor ya se había desvanecido.Después de tanto esfuerzo por salir a una reunión con su hermana, ¿cómo podía encontrarse con ese patán?Si tuviera tiempo, tendría que ir al templo a rezar para no encontrarse con cosas malas por la noche.En ese momento, una pareja de cálidas manos agarró su brazo.Clara abrió los ojos con tristeza y al ver a Inés, hizo un gran esfuerzo por sonreír.—Hermanita ... Estoy bien, el hombre que te estaba acosando antes ... ¿no es tu excuñado? —Preguntó Inés preocupada mientras rodeaba la cintura de Clara para sostenerla.—Sí. —Clara respondió en voz baja y sin fuerzas.—¡Es tan guapo! —Los ojos claros y brillantes de Inés se iluminaron mientras exclamaba sinceramente: —Ya pensé que nuestros hermanos eran lo suficientemente guapos, pero resulta que el excuñado tampoco no se queda muy atrás que digamos, ¡incluso tiene mejor atractivo visual! ¿Realmente es el presidente de una empres
Inés no podía apartar la vista de la pelea, ¡La lluvia de puños y patadas era más emocionante que cualquier película de acción! —¡Hermana, ánimo! —exclamó involuntariamente.Clara logró esquivar los golpes del hombre, y se quedó sin palabras por completo. ¿De veras es este el momento indicado para animarla? —¡Inés, mejor llama a la policía de inmediato!—Oh, —Inés se distrajo, sacando apresuradamente su móvil.El hombre de ropa negra nunca imaginó que esta mujer, que aparentaba ser frágil y hermosa, tenía habilidades de combate y no era débil en lo absoluto.Viendo que no podía dominarla en ese momento, el hombre decidió atacar a Inés y, de repente, se balanceó y cambió su objetivo hacia ella, atacándola ferozmente.El teléfono de Inés cayó al suelo, asustándola tanto que se quedó paralizada en su lugar y cerró los ojos con fuerza.—¡Ahh!Cuando Inés abrió los ojos asustada, vio a Clara parada frente a ella, habiendo bloqueado la puñalada de un afilado cuchillo con su propio brazo. L
En la sala de emergencias del hospital de la Ciudad de México.Beatriz ha recibido transfusiones de sangre, pero aún no está fuera de peligro. Se dice que cuando la trajeron, su rostro estaba pálido y casi transparente, con una horrible herida profunda en su muñeca.En el pasillo, la familia Sánchez estaban presentes, tanto Enrique como Leona. Ema está sufriendo mucho, había llamado a Beatriz una y otra vez, y llorado innumerables veces.—Ya, ya, eres mayor y no puedes soportar tanto llanto... Además, estás haciendo el ridículo, —dice el señor Sánchez, tratando de persuadir a Ema con una expresión fría.—¿Haciendo el ridículo? En este momento, nuestra hija está en peligro de vida, ¿y tú, como padre, solo piensas en tu fama? ¿Acaso no tienes corazón?Ema agarra el cuello de su esposo y lo sacude constantemente, llorando desconsoladamente. —¡Mi hija ha entrado en depresión! ¡Ella es mi única hija! ¡Si algo le sucede a Betty, yo ya no quiero vivir más esta vida!Gabriel tenía una expresi
—¿¡Mantener la calma?! ¡Mi hija está entre la vida y la muerte por este desalmado! He derramado lágrimas por él... ¡ha perdido sangre por él… incluso podría perder la vida! ¿Cómo se supone que me mantenga tranquila?Ema señaló directamente la pálida y fría cara de Alejandro. —¡Alejandro! Si no amas sinceramente a Beatriz, ¿por qué le mentiste diciéndole que te casarías con ella? El matrimonio no es un juego. Mi hija es tan bondadosa... Aquel día, cuando intentaste suicidarte, estuviste a punto de perder la vida. Fue mi hija quien te encontró a tiempo y te salvó...—Beatriz te trata tan bien, ¿cómo puedes herirla así? ¿Acaso has perdido toda conciencia? Alejandro sintió un repentino dolor cabeza.Las sombras de su infancia, oscuras y sin esperanza, revolvieron su pecho y lo atormentaron, casi dejándolo sin aliento. Los fragmentos de recuerdos que había intentado olvidar con tanto esfuerzo se abrieron paso en su mente, mirándolo cruelmente....Clara fue llevada al hospital por la fuerz
Clara quedó sorprendida de repente y giró lentamente.Los ojos de Alejandro estaban llenos de indiferencia, como si fueran completos desconocidos. A solo unos pasos de distancia, Alejandro estaba parado allí, solitario y de mente ausente. Miraba a Clara parada junto a Pol, su figura erguida temblaba ligeramente, sintiendo como si estuviera cayendo al vacío desde un edificio alto.Apretó los labios y bajó la mirada, notando la venda en el brazo de Clara. Su corazón se apretó y, sin pensarlo, dio un paso adelante para acercarse a ella.—Tus manos...Clara retrocedió bruscamente, dándole a Pol la oportunidad de interponerse entre ellos, como un guardián protegiéndola.Alejandro apretó la garganta, y se enfrentó al hombre con una mirada fría, el ambiente se tensó de nuevo un poco.Pol, empujando ligeramente sus gafas de oro mientras sus ojos zarcos mostraban agresividad, dijo, —esta noche, ya me has arrebatado a ella una vez. ¿Crees que te permitiré hacerlo de nuevo?—¿Quién es él para ti