En ese momento, se escuchó un golpe sonoro en la puerta. A continuación, entraron dos figuras caminando juntas, eran Diego y Teófilo.

—Papá—saludo Diego a Julio.

—Julio, ¿cómo te sientes hoy? — Teófilo preguntó con gran amabilidad y preocupación.

Julio miró a su hijo primero, luego dirigió su mirada al rostro apuesto de Teófilo, lleno de cariño, y le preguntó con humor: —De repente tan educado, ¿por qué ya no me llamas 'papá' como antes?

Clara y Alejandro intercambiaron una mirada sorprendida y alegre. Teófilo, cuya piel ya era clara, ahora tenía las mejillas ruborizadas y los párpados caídos, parecía estar un poco nervioso.

Al ver su timidez, Diego sintió un calorcito en el corazón y sin dudarlo dos veces, tomó su mano ligeramente sudorosa y la sujetó con firmeza, entrelazando sus dedos. —Papá, Teófilo es muy tímido, no lo molestes.

Clara observó la escena con una sonrisa cálida en sus ojos. El poder del amor era realmente increíble, Diego, que solía ser reservado y callado, ahora tam