—¿No te preguntas qué le dije a Pol cuando subí a su avión? — Clara se contuvo durante un largo rato, pero finalmente respondió.

Alejandro curvó ligeramente los labios. —¿Por qué me haces esa pregunta? ¿Tienes miedo de que me ponga celoso?

—Siento aversión por Pol. No hay forma de que me guste, así que tú no tendrías ninguna razón para ponerte celoso, ¿verdad? — Clara presionó con fuerza la punta de su dedo en su pecho.

—Antes, cuando los veía parados juntos, mi estado de ánimo realmente no era bueno— Alejandro, con los ojos un poco enrojecidos de tristeza, tomó la pequeña mano de Clara, inclinó la cabeza y besó la palma.

—Lo sé, puedo ver que estabas muy enojado en ese momento.

Clara frunció levemente los labios, su pequeña expresión revelaba un toque de melancolía. —Solo en ese momento, acabábamos de divorciarnos, y verte enojado me hacía sentir algo de alegría. Pensé que era diferente de otras mujeres, que podía llevarlo con toda calma después del divorcio. Más tarde, comprendí que