Capítulo1386
—¡Policía... ¿Policía?! ¿Esos perros de baja clase vinieron de nuevo? — Eduardo recordó los terribles días que pasó en la cárcel, peor que un cerdo o un perro. Ya no quería volver a esos días de penurias, tragando paja y comida maloliente. Estaba tan asustado que sentía que su alma iba en ese instante a volar. —¡Papá! ¡Hermano mayor! ¡Tienen que detenerlos!

La expresión de Simón se oscureció por completo y caminaba de un lado a otro, muy ansioso.

—Eduardo, no te pongas nervioso, — dijo Leonardo acercándose y dando palmaditas en su hombro muy tembloroso. —He asignado a alguien para vigilar de cerca a esas dos chicas. Hasta ahora, no han tenido ningún tipo de contacto con la policía, lo que significa que no tienen intención de testificar. Mientras no se presenten, tu problema se puede minimizar. Ayer, la transmisión en vivo de Inés tuvo una gran audiencia, así que los policías tienen que venir a aparentar algo. ¿Sería muy vergonzoso si no lo hicieran? Vamos a echar un vistazo primero.

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