Capítulo1341
Clara y Alejandro se prepararon para regresar a su hogar esa noche.

Al partir, Noa se lanzó a los brazos de Clara, llorando desconsoladamente y arrugando su pequeño vestido negro. Las lágrimas empaparon por completo el pecho de Clara.

Clara consoló a Noa durante mucho tiempo, prometiendo visitarla con frecuencia. También le pidió a Rodrigo que dejara de preocuparse tanto por los asuntos del grupo Rodríguez todos los días, en cambio que también se preocupara por Noa y la acompañara a dar un paseo regularmente, para no privarla de la alegría de la libertad.

Rodrigo abrazó a Noa, quien se había convertido en un mar de lágrimas, y los miró irse parados frente a la puerta.

Después de un rato en el coche, Clara finalmente no pudo contenerse, temblando y temblando, lágrimas cristalinas resbalando por sus mejillas.

—Clara, no llores.

Alejandro, con el corazón apretado, respiró rápidamente. Sus fuertes brazos rodearon los delicados hombros de la mujer, atrayéndola hacia sí, consolándola. Su men
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