Capítulo1282
Leticia también sintió una ira incontenible, deseando poder agarrar un puñado de tierra de una maceta cercana y metérsela en la boca a esa desgraciada.

—¡Madre! ¿Qué estás diciendo?

Aarón parpadeó y corrió desde las escaleras hasta la señora Belén, quien, con sus ojos negros llenos de indignación, parecía como si estuviera ardiendo en llamas. —¿Qué acabas de hablar? ¿Cómo puedes hablar así?

Al ver que su hijo tenía un ojo vendado y aún tenía moretones en la cara, la señora Belén, con el corazón destrozado, comenzó a llorar. —¡Hijo mío! ¿Qué te ha pasado? ¿Quién te hizo esto? ¡Voy a enfrentarlo con todas mis fuerzas!

Diciendo esto, extendió su mano temblorosa para acariciar la mejilla de Aarón, pero él la apartó con un golpe.

—Si aún quieres que te llame madre... las palabras ofensivas que dijiste antes deben desaparecer de tu boca a partir de ahora.

Aarón se contenía, sus venas hinchadas de la rabia y su ojo derecho enrojecido. —Además, Inés es mi mujer. No me casaré con nadie más en
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