Capítulo 329
Las personas que llegaron eran Fausto y Antonio con su grupo.

Daniela se levantó apresurada: —Fausto, ¿qué hacen aquí?

Era sorprendente ver a un grupo de más de diez personas llegando así de golpe.

Fausto se rio a carcajadas, saludando efusivamente primero a Fernanda antes de hablar: —Me temo que estamos un poco ansiosos. Lamentamos interrumpir su comida.

Fernanda respondió con agrado: —¿Interrumpir? ¡Qué va! Nos honra que hayan venido a la casa de los Romero.

Y no era para menos.

Los funcionarios del gobierno, en cualquier momento, siempre son altamente respetados.

Después de intercambiar ciertas cortesías, pasaron al tema principal.

Fausto adoptó una expresión bastante seria: —Hoy, estamos aquí para otorgarle a Daniela una medalla de honor.

Daniela parpadeó sorprendida, sin saber a qué medalla de honor se refería.

Antes de que pudiera pensarlo más, vio que Fausto y los demás adoptaban posturas más formales y muy erguidas.

Un hombre con una bandeja roja se colocó de inmediato junto a
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