Capítulo 296
Renata, sin saber de dónde sacaba la fuerza, no podía ser contenida en ese instante ni por tres enfermeras.

Daniela corrió aterrorizada a detenerla: —¡Mamá! Ya es de noche, si vamos a buscar, lo haremos mañana. Vamos a casa, ¿de acuerdo?

—¿Ya es de noche?

Renata se quedó perpleja por un momento, pero en lugar de calmarse un poco, se agitó aún más.

—¡Es de noche! ¡Nano tiene miedo a la oscuridad! ¡Tengo que encontrarlo!

Nano era el apodo de su hermano.

Daniela, totalmente desesperada, intentó sujetarla: —Mamá, ya cálmate. Buscaremos a Nano cuando amanezca.

Renata no la escuchó en lo absoluto, murmurando en voz baja: —¡Si esperamos hasta el amanecer, no lo encontraremos!

—¡Déjenme pasar! ¡Quítense todos!

Mientras decía esto, empujó a todos hacia un lado.

Daniela, que estaba más cerca, fue empujada con fuerza contra la pared y se golpeó la cabeza.

En la fuerte confusión, nadie notó a Daniela, todos concentrados en contener a Renata.

Lucas llegó apresurado con más enfermeras.

Entre todos l
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