GRAY

La luna llena es dentro de una semana. Es como si sintiera que se acerca, que se cierne sobre mí como si impusiera una especie de fecha de caducidad a mi felicidad. Nunca había temido una luna llena. Todavía no sé qué es lo que hay entre Falon y yo, pero sé que quiero alargarlo, aferrarme a él todo lo que pueda. Si hubiera una forma de prolongar el ciclo lunar.

Apenas duermo un poco el sábado por la noche, y cuando entro en la cocina de la casa de la manada el domingo por la mañana, Deke ya está rebuscando en el refrigerador para preparar el desayuno. Al oírme entrar, él levanta la cabeza por detrás de la puerta del refrigerador y me dedica una sonrisa brillante, siempre tan alegre por la mañana.

"Buenos días, Alfa". Deke se endereza, mirando a través de la puerta detrás de mí. "¿Hoy no hay invitados para el desayuno?", pregunta burlonamente.

Pongo los ojos en blanco y me froto el punto de tensión en la base del cuello. "Na, hoy no", digo mientras estiro mis extremidades.