Alina estaba feliz, todos los nuevos sirvientes eran de su agrado ya que ninguno se metía con ella y le daban el respeto que se merecía e igual ninguno seguiría las ordenes de nadie más, por lo que ni el consejo, ni su padre, abuelo ni Miguel les darían órdenes.

Adicional como nueva medida la castaña ordeno que las habitaciones de Alfonso y Martin pasaran a la zona sur de la mansion e igual no tendrían sirvientes personales, si deseaban algo debían caminar para pedirlo.

En esos momentos ella estaba revisando algunos pendientes en su nueva oficina, la cual ordeno remodelar por completo y a su gusto.

- Aunque no basta con esto – mencionó Alina – debo buscar otro modo de hacer miserables sus vidas – dijo para si pensando en cómo seguir fastidiando al par de rubios – ah claro, ya no más alcohol para ese par.

- Ah… ma… ma… - en eso Daniel busco llamar su atención, ya que su cuna estaba a un lado de la silla de ella.

- ¿Que paso mi amor? – dijo ella moviéndose un poco para cargar a su peque