CAPÍTULO 2

Al día siguiente, me levanté ya que mi alarma no paraba de sonar, ni siquiera sabía para que ponía alarma si no tenía ninguna responsabilidad tan temprano. Me senté en mi cama y me quedé pensando varias cosas por un buen rato. Hasta que mi mamá tocó mi puerta e interrumpió mi momento de tranquilidad.

-¡Hija, baja ya!

-¡Voy! - Grité mientras salía de mi cama sin muchos ánimos.

Fui al baño y luego de lavarme la cara, bajé a la sala para encontrarme con mi mamá. Aún seguía enojada con ella.

-¿Cómo amaneciste? - Preguntó sonriendo como si la noche anterior no me hubiera traicionado.

-No tan bien como tú, mamá. - Dije con una sonrisa falsa.

-Ya hija, no estés enojada.

-Iré a bañarme. - Dije ignorando lo que me había dicho.

-¿No vas a desayunar? - Gritó para que yo la escuchara.

-¡No quiero! - Respondí desde el segundo piso.

Entré a mi habitación y me metí a bañar para ir a la casa de Theo necesitaba su consejo o que al menos alguien escuchara como es que me sentía.

Me di un baño rápido y me vestí, tomé mi bolso y bajé las escaleras, agarré las llaves de mi auto y antes de irme le avisé a mi mamá que saldría.

Subí a mi auto, encendí el motor y me puse en marcha. En menos de 20 minutos ya estaba enfrente de la casa de Theo, su mamá me abrió la puerta y me dejó pasar.

-Aló. - Dije asomando la cabeza por la puerta de la habitación de Theo quien estaba viendo un programa en la tele el cual apagó en cuanto me vió.

-Pasa. Se acomodó en su cama. -¿Qué es eso tan urgente que me querías contar?

-Bueno pues verás... - Respiré profundo. -Me voy a casar. - Dije bajo mientras agachaba la cabeza y me sentaba a un costado de él.

-¿Qué? ¿Cómo? ¿Con quién? Tú ni novio tienes. - Dijo asombrado.

-Es con el hijo de un inversionista de mi papá, si no lo hago podemos quedar en la ruina. - Expliqué seria.

-Entonces ¿te están obligando a casarte?

-Algo así. - Volteé mis ojos mientras me dejaba caer sobre la cama.

-Ay Milah, vas a tener que hacerlo. - Se encogió de hombros.

-Si, creo que LO TENGO que hacer. - Solté al tiempo que un par de lágrimas salían de mis ojos.

-¿Cómo te sientes? - Preguntó preocupado.

-Mal, Theo. Me siento usada y traicionada por mis propios padres. M*****a sea, se supone que ellos están para defendernos y apoyarnos, no para obligarnos a salvarlos. - Contesté con la voz quebrada.

-Bueno, tienes que verle el lado positivo, tal vez tu futuro esposo es guapo. - Rió burlonamente, él siempre se burlaba hasta en el momento más serio e inesperado.

-Si claro, de seguro es un puberto, con nombre horrible, mal educado, presumido, arrogante, prepotente, con la boca y las patas apestosas.

-¡Cálmate! Está bien que estés molesta pero no sabes su nombre, ni siquiera lo conoces y ya lo estás atacando. - Me interrumpió.

-Es que si tiene taaaaanto dinero como para ir por el mundo salvando compañías debe de ser así. - Volteé mis ojos.

-No juzgues a un libro por su portada.

-Si, si ok. Lo que tu digas Theo. - Volteé los ojos de nuevo.

-Ya deja de hacer esa mueca con tus ojos, se te van a quedar así. - Tapó mi cara con sus manos.

-Déjame. - Reí quitando sus manos de mi rostro.

Mientras luchaba con Theo mi celular sonó, vi la pantalla y se trataba de mi madre así que rápidamente contesté.

Sólo me dijo que tenía que regresar a la casa porque la cena con los Williams se había adelantado para hoy.

-Bueno me voy, iré a conocer a mi "futuro esposo". - Volteé los ojos por última vez mientras hacía comillas con los dedos.

-Ja, suerte. Tal vez si logras espantarlo desde el primer día ya no habrá boda. - Rió lanzando una almohada justo a mi cara.

-Que chistoso eres Theo. - Hice una mueca devolviéndole el almohadazo.

-Adiós, me llamas más tarde y me cuentas todo. - Gritó mientras alzaba sus manos en el aire.

Salí de la casa de Theo, subí a mi auto, encendí el motor y fuí directo a mi casa. Manejaba lo más lento que podía, todo el camino fui pensando en cómo es que sería mi supuesto prometido, sólo esperaba que no fuera alguien que me hiciera la vida imposible.

Al llegar a casa vi salir de la cocina a mi mamá, seguro estaba arreglando todo para la dichosa cena.

-¿Qué haces aquí? Sube a arreglarte. - Me empujó para que subiera las escaleras. Ni siquiera me dejó poner mi bolso en el perchero y tomar un vaso con agua de la cocina.

-Ni que fuera la gran cosa.

-Es tu futuro esposo así que debes estar presentable.

-Agh, ya que. - Hice una cara de desagrado y subí a mi habitación.

Entré a mi vestidor y comencé a buscar algo para ponerme, hasta que encontré algo que me gustó y me decidí por usarlo. Era un blazer largo que normalmente ocupaba como vestido, era color negro, con un escote increíble, me encantaba y era muy cómodo así que era lo mejor. Volteé a ver los zapatos, los analicé por un momento y tomé un par de mis zapatillas favoritas de Sophia Webster, aumentaban 10 centímetros a mi pequeña estatura, eran negras con estampado de mariposa en tonos pastel y en la parte del talón tenían unas alas de mariposa, eran divinas, super comodas. Lo mejor de todo es que cada que las ocupaba me sentía como una super modelo, mi confianza y autoestima subían al 1000%.

No quise arreglarme mucho ya que esa cena no era de mi agrado, así que simplemente me puse algo que normalmente usaría para ir a comer o a una reunión casual con mis amigas.

Bajé a la sala y ahí estaba mi mamá, terminando de arreglar todo mientras esperábamos a que llegaran los famosisimos Williams junto con mi papá.

Así que me senté en la sala a esperar, unos minutos después de la nada el timbre sonó y mi mamá fué de inmediato a abrir, yo me quedé en mi mismo lugar sólo movía los ojos de lado a lado esperando a ver qué es lo que sucedería.

Escuché a mi madre saludar y luego escuché otras voces pero no me moví de mi lugar hasta que mi papá llamó mi atención.

Me levanté del sofá y fui hacia la puerta, caminé con la mirada hacia el piso hasta llegar a mi padre.

-Buena tarde. - Murmuré mientras agachaba un poco la cabeza.

De pronto levanté mi vista y me encontré con aquél que sería mi esposo. No podía creer lo que estaba viendo. Mi futuro esposo era ese chico que vi el día de mi cumpleaños en el parque, aquél guapo chico que detuvo a la pelirroja de abofetearme y tal vez darme una paliza.

Esta vez estaba vestido más formal pero se veía igual de guapo que la primera vez que lo ví.

Él sólo me observaba sin ninguna expresión en su rostro. Y por su actitud creo que a él tampoco le agradaba la idea de que nos casaramos.

-Les presento a mi hija, Milah Smith. - Habló mi papá señalándome. Yo volví a agachar mi cabeza y traté de sonreír sin verme falsa.

-Mucho gusto Señorita. - Respondió el amable Señor. - Él es mi hijo, James Williams.

-Mucho gusto. - Dije bajo.

-Igualmente. - Contestó el chico, su voz era tan gruesa que intimidaba.

-Bueno, adelante. Pasemos a la mesa. - Dijo mi mamá indicándonos el camino hacia esta.

Todos tomamos asiento para empezar a comer, todo marchaba en paz hasta que el señor Williams habló, pésima idea señor.

-Y entonces ¿cuándo será la boda? - Preguntó feliz. Al parecer nuestros padres eran los únicos emocionados.

-Dentro de una semana. - Respondió casi de inmediato mi papá.

-¿Qué? - Pregunté asombrada, no esperaba que fuera tan pronto.

-Si hija, la fecha ya está establecida. - Sonrió y yo sólo quería salir corriendo de ahí, todo esto era una locura y a James parecía no importarle ya que él solo se dedicaba a comer como si nada sucediera.

Me levanté lentamente de la mesa, necesitaba tomar aire y pensar muy bien todo así que salí al jardín y comencé a respirar profundo. A pesar de que James era muy guapo yo no estaba segura si debería casarme con él, esto no es lo que planeé para mi vida, yo quería casarme cuando realmente estuviera enamorada y no así.

Pero debía sacrificarme por mi familia, tendría que casarme con un desconocido. Porque eso era James para mí, un total y completo desconocido del cual no sabía absolutamente nada.

-Deja el drama. - La voz de James hizo que saliera de mis pensamientos y me concentrara en él.

-¿Quién dice que estoy siendo dramática? - Me crucé de brazos.

-Yo lo digo. - Me vió amenazante.

-Pues estás equivocado. - Rodeé mis ojos y empecé a caminar pero James lo impidió.

-No me hagas las cosas más difíciles y solo di si a todo. Para nosotros esto será un matrimonio falso, tú podrás hacer lo que quieras y salir con quien se te pegue la gana igual que yo. - Habló serio mientras me tomaba del brazo. Ahora actuaba completamente diferente al chico amable que había conocido en el parque de diversiones.

-Tu no eres nadie para decirme que hacer. - Me solté de su agarre.

-Voy a ser tu esposo. - Me vió con el ceño fruncido.

-Pero aún no lo eres y aunque lo seas no eres quien para decirme que puedo o no hacer, permiso. - Lo vi con seriedad para luego volver a entrar a la casa.

Estaba sorprendida por el comportamiento de James, al parecer odia mucho más que yo la idea de casarnos pero da igual muy pronto seremos marido y mujer, tal vez nos llevaremos mejor cuando convivamos más. Realmente yo no lo odio a él, pero al parecer él a mí sí. Pero qué más da, total, este matrimonio es arreglado no es como si nos fuéramos a casar por amor para preocuparme por esas cosas.

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