— ¡Ya se toda la verdad! ¡Es por el Diario de Sam, que nos están matando!
¿Cómo diablos Peter sabía eso?
íbamos en el auto de Scott hacia el bosque, Peter, Maddie y Andrew estarían en ese lugar, pero mi mayor temor era Peter, él era el siguiente en la lista. — ¡Puedes ir más rápido! — Exigí a Scott El cuerpo de Lidia agonizando cayó al suelo. Vi cómo se desplomaba entre las hojas secas de los árboles. Un hilo de sangre salió de su boca, aún con sus ojos abiertos.Los atacantes corrieron del lugar, dejando inconsciente a los chicos y a Lidia agonizando. Scott corrió hacia ella, mientras que con esfuerzos y casi arrastr&aCAPÍTULO 29
Observaba a Scott, quien dormía plácidamente a mi lado, dos noches durmiendo a su lado me afirmaron que quería pasar el resto de mi vida así.Pero creo que en estos instantes lo más importante era el asesino, como todo en estas últimas semanas. Aún no entendía las razones por las cuales el asesino, más bi
— Maddie no es lo que tú crees — Quise explicar.— ¡No mientas Samantha! — Esta vez gritó Peter, quien venía detrás de Maddie—. Eso era lo que Peter quería decirme, pero antes ustedes lo mataron. Llegamos al viejo puerto de la ciudad. Íbamos en el auto de Aly, no podía negar que me sentía nerviosa, mi corazón estaba latiendo rápidamente, ya que otra vez de nuevo aquí, tratando de descubrir y atrapar un asesino, por su culpa muchas noches no pude cerrar ojo alguno, matando mi cabeza en descubrir sus motivos de hacer todo esto. — ¡Hola amiga! — La miré detenidamente, tenía una sonrisa hipócrita.— ¡Antonella! pero… como es… no entiendo por qué hacen esto — Si Antonella era la que estaba aquí, ¿En dónde estaba Betty? Estaba atónita de lo que mis ojos veían. El profesor Dalton le había disparado a Antonella. Si ella era su amante y no tuvo contemplación en matarla, no dudaría en hacerlo con nosotros.— Pero ¿Qué has hecho? — Gritó Aly — ¡Hola Sam! — Ella estaba parada allí, frente a nosotros ¿Qué estaba haciendo ella en este lugar?— Betty ¿Qué haces aquí?Último capítuloCAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35