Por Cristian

Sigo extrañando a Melina.

Es muy doloroso estar sin ella, no sé cómo la pude cagar tanto.

Tengo en el cajón de mi mesita de luz, la cadenita que me regaló, no la llevo ni a los entrenamientos, por si se me pierde, pero si salgo, a veces, me la pongo.

Es desesperante no saber de ella.

Mi hermano fue algunas veces a buscarla a la casa de su mamá, pero le dijeron que ya no vive más ahí.

¿Estará en la casa de su primo drogadicto?

¿Y si la lástima?

¿Y si llega algún día muy borracho o drogado y la viola o la mata?

No me explico porque mierda me la dejé chupar por esas dos putas.

Ni porque las besé.

Perdí lo mejor de mi vida.

Por las noches aun lloro, cuando nadie me ve, no me dá verguenza llorar, pero es en ese momento de soledad, cuando más angustia siento.

Abro mi celular y miro su imagen, su sonrisa, su cuerpo.

Descargué cada foto publicitaria que encontré de ella.

La llamé y nunca más me contestó el celular.

¿Habrá encontrado otro amor?

¿Estará temblando de placer en brazo