-Bueno…lo sé, pero las cosas pasaron y obvio es mi hijo, los demás si son mocosos. —reímos y suspiré mirando a Tato. —de acuerdo…después de que los llamaron y les dijeron que yo estaba en el hospital. —comencé a contarles todo lo que había pasó, incluyendo el reencuentro con Matt, aunque al principio no lo tomaron muy bien trataron de entender de que mi padre lo hacía para protegerme, tal vez no fue la mejor manera de hacer, pero ya lo hizo y por más que quiera no se puede cambiar. Estuvimos conversando un buen rato, me pusieron al tanto de cómo seguía el negocio, al parecer ha crecido más desde que solo se dedican a las peleas y también se mudaron juntos a una nueva casa, así que me quedaré con ellos mientras esté aquí, me ofrecieron regresar a trabajar cómo antes, o sea regresarme todo, pero me opuse a eso ya que ellos se esforzaron y convirtieron esté lugar en algo mucho mejor de lo que les dejé. Ya pasaba de medio día cuando nos termínanos de instalar en la casa de los chicos ade
-Ann…dame a Mateo, estás pálida, ¿te encuentras bien? —escuchaba la voz de Carmen a lo lejos, pero ella estaba a mi lado y cargué a Mateo. —creo que lo mejor será ir a casa. -Sí…siento arruinar el día. —murmuré limpiando mis mejillas saliendo del lugar, Carmen se subió conmigo en el auto mientras los chicos se iban en el otro. Ella condujo hasta llegar a la casa y yo llevaba a Mateo en brazos. Cuando llegamos Carmen se quedó con los chicos y Mateo en la sala mientras yo subí a la habitación encerrándome en ella. Me acosté en la cama boca abajo hundiendo mi rostro en ella, un dolor en mi pecho se hizo presenté y mis lágrimas comenzaron a salir sin poder detenerlas, mi llanto comenzó a ser más fuerte, abracé la almohada aferrándome a ella al sentir que acariciaron mi espalda. -Enana…trata de calmarte, no te hace bien que te pongas así. —la voz de Diablo me hizo levantar un poco la cabeza para mirarlo mejor. —tienes que estar tranquila, ¿quieres una pastilla? -¿Por qué? ¿Por qué tengo
Los chicos en cuanto llegamos lo primero que hicieron fue arreglar la habitación para Mateo, pero movieron los muebles más de tres veces porque no se ponían de acuerdo hasta que Carmen les gritó que pararán, me da risa que se pongan tan intensos con eso. Pero después de mil horas por fin terminaron de acomodar todo y pude acostar a Mateo en su cuna. Cuando bajé con los chicos estaban sentados en la sala en silencio…eso es sospechosos. -Ya suéltenlo… ¿Qué pasó? —dije al sentarme en el sofá individual mirándolos. —sé que pasa algo así que no traten de ocultarlo. —rodé mi ojos con fastidio. -Papá llamó para avisar que el caso del robo está cerrado y vienen mañana porque quiere hablar contigo de algo importante, no me dijo de qué. —dijo Carmen e hizo una mueca abrazando el cojín. —no le conté lo que pasó en el centro comercial, pero debes contarle, tal vez si nos dejas podemos investigar lo que paso realmente, sabes que podemos hacerlo y así tomarás una decisión. -¿Qué pasa si lo que d
Después del desayuno los chicos, Matt y yo nos colocamos unos trajes de baño para meternos al lago, papá al no querer meterse a nadar se quedó con Mateo en la sombra. Carmen antes de entrar acercó la bocina con la música no tan fuerte para no asustar al nene. -¡Vamos a jugar! —gritó Pedro aventándose al agua y los demás lo siguieron. — ¿Ann tienes alguna pelota para jugar? —me pregunté e hice una mueca pensativa. -Sí, tiene dos…las de Matt. —rodé mis ojos al escuchar la idiot*z de Marcus. —es broma, no me mires así que me das miedo. —dijo cuando lo observé con ganas de asesinarlo. -Eres un id*ota. —lo miré molesta y le saqué el dedo del medio. —y no lo sé, no es cómo que estuviera viviendo aquí... ¿Tato tienen alguna para jugar? —él asintió sonriendo y salió del agua. -Sí, yo voy no te preocupes. —caminé hacia la orilla, pero antes de poder entrar fui cargada por Bryan e Iván. —¡No! ¡Bájenme malditos simios! —los dos se miraron sonriendo y se encogieron de hombros. —hijos de la… —a
Después de alistarme le avisé a Matt que, si podía acompañarme, él aceptó sin dudarlo cosa que le agradeceré eternamente, aunque sé que estoy loca por decirle que vaya conmigo, ya lo hice y ahora nos encontramos rumbo hacia el hotel en dónde se hospeda esa señora, al parecer solo está aquí por una semana ya que su hija tendrá su primera pasarela aquí en Nueva York…no sé cómo sentirme con eso, pero trataré de estar lo más tranquila posible. -Ann…llegamos. —miré a Matt y fruncí mi ceño regresando mi vista a la ventana. —si quieres podemos venir más tarde o después. —murmuró, pero negué despacio. -No…es ahora o nunca, solo que el camino se me hizo muy rápido, pero estoy bien. —bajé del auto apretando mi mano en mi bolso. —he hecho cosas peores…yo puedo con está mi*rda. -Esas palabras son tan motivadoras y no se comparan a las que te iba a decir. —sonreí caminando hacia el hotel y él sujetó mi mano, sé que no debí dejar que lo hiciera, pero fue inevitable no entrelazar mis dedos con los
-Dos versiones diferentes, sin embargo, con el mismo final…ninguno cuido de mí. —murmuré levantándome y quitándole mis fotos. —gracias por atenderme y hablar conmigo sobre eso…cómo le dije no me interesa tener alguna relación con usted. -Por favor no me digas eso, por fin te tengo de nuevo, déjame cuidarte cómo debí de hacerlo antes. —negué caminando a la puerta y la abrí saliendo de la habitación. —hija por favor déjame estar a tu lado. —Matt se acercó cuando me vio y me giré hacia ella. -No necesito que me cuide…no necesito nada de usted, la necesitaba cuando era una niña, pero tuve que madurar por el dolor que me causaron…aunque he de admitir que en ciertas cosas no lo soy, pero ese es mi problema. —las puertas del ascensor se abrieron y se acercaron esos chicos…sus hijos. —bueno señora, gracias por todo. -¿Mamá estás bien? ¿por qué estás llorando? ¿qué es lo que le hicieron? —la chica se acercó abrazándola y rodé mis ojos. —mamá llamaré a seguridad. —sentí mi estómago revolverse
Al entrar en la sala ella y sus hijos se levantaron mirándome mientras que mi papá se acercó a mi pasando su brazo por detrás de mis hombros haciéndome caminar hasta quedar más cerca de ellos y creo que por la forma en la que me miran esos dos chicos no tienen ni idea que están haciendo aquí. -¿Qué hace aquí? ¿Cómo sabe dónde vivo? —fruncí mi ceño mirándola confundida y miré a mi papá. — ¿tú la llamaste?—pregunté entré dientes enojada, oh claro que lo hizo. -No, él no me llamó…le pedí a mi chofer que te siguiera en cuanto saliste del hotel. —dijo acercándose y tomando mis manos. —perdón por hacerlo, pero no me diste tiempo a procesar todo lo que estaba pasando. -Ah…claro, ¿por qué lo hizo? Creí que le había quedado claro que no quiero ningún tipo de relación con usted y su familia. —alejé mis manos y me senté en el sofá cruzándome de brazos. —así que no entiendo que hace aquí. -Estoy aquí porque quiero presentarlos y tal vez no te interesa, sin embargo, ellos deben de saberlo… —dij
*Narra Matt* Después de dejar a Ann en su casa fui directo a la mía, al llegar lo primero que hice fue empacar todas mis cosas, aprovecharé que Emily no está porque no quiero discutir sobre eso. Unas horas más tarde ya todo estaba en mi auto así que subí para ir directo a la empresa ya que tengo una cita con mis abogados y sé que en cuanto ella se enteré de lo que haré me hará un berrinche. Al llegar a la empresa fui directo a mi oficina ignorando a los empleados con excepción de mi secretaría que estaba en su escritorio. -Señor Carpenter…su padre lo está esperando en la sala de juntas con los abogados. —asentí dándole las gracias y caminé hacia allá respirando hondo antes de entrar. -Buenas tardes, gracias por venir, ¿papá crees que podamos hablar en mi oficina unos minutos antes de que atiendas a los abogados? —no dijo nada solo salió y entró a mi oficina claramente molesto. -No sé qué estás tramando Matthew, sea lo que sea para ya, no puedes hacer una estupid*z ahora que tu espo