Pásate por la historia de 7 Días para dejarte... Soy Ara Yi... Buena lectura!!!
En la oficina del presidente… El señor Gustavo revisaba unos pendientes, hoy estaba de mal humor, su esposa no volvió a la casa, molesto canceló sus tarjetas y ni así se comunicó con él. Lo único que lo animaba esos días es que al fin se desharía de Grecia después de tantos años. Empezó a sudar frío, su pecho dolía, se levantó para caminar por la oficina y cayó al suelo. La secretaria al escuchar el golpe entró rápidamente. “¡Señor!”. Corrió hasta él gritando por ayuda. La ambulancia llegó rápidamente, todos estaban atentos a lo que pasaba, Grecia terminaba de recoger sus cosas en la oficina para irse, Doris la acompañaba. En el hospital… Emanuel llegó encontrándose con una Jimena histérica. “¡Papá! ¡Déjame entrar a verlo! ¡¿Quién te crees que eres?!”. Gritaba a los médicos. El doctor trataba de tranquilizarla. Emanuel llegó advirtiéndole con la mirada, ella se quedó en silencio llorando. “¿Cómo está mi papá doctor?”. El hombre mayor se dirigió a Emanuel. “Tuvo un preinfarto, d
Años atrás…En la mansión de los Alarcón, Grecia respiro hondo antes de bajar del coche, el abogado la esperaba en la puerta. “Señorita Medina, bienvenida la estamos esperando”.Al entrar caminaron por el gran recibidor hasta el comedor donde se escucha la voz antipática de Jimena. “¿Quién es esa persona que tenemos que esperar? Se me hace una falta de respeto, mi abuelo no pudo haber mencionado a nadie más en su testamento…”El abogado entró y detrás estaba Grecia, todos contemplaron a la mujer sin comprender que estaba haciendo ahí. Jimena inmediatamente se levantó. “¿¡Tú qué haces aquí!? ¡Lárgate!¡No fue suficiente lo que le hiciste a mi hermano!”.Emanuel la miraba sin comprender. El señor Alarcón frunció el ceño, pero estaba más calmado. Su mirada era penetrante.Grecia tranquila estaba en silencio, el abogado se interpuso para que Jimena no se acercara y les indicó. “La señorita Medina está en el testamento del señor y tiene que estar presente”.Todos se miraron entre sí en el g
Grecia salió del lugar ayudada del abogado, en dos ocasiones estaba por desmayarse y el hombre la llevó al hospital de emergencia, Doris llegó rápidamente. “¿Qué pasó? ¿Por qué estás aquí?”. Ella con angustia acarició la mano de su amiga. Grecia apretó fuerte la mano de Doris y se dirigió al abogado que estaba de pie en la habitación. “¿Hay alguna forma de revocar lo que el señor Alarcón dispuso?”. El hombre acomodó sus lentes negando con su cabeza. “¿El dinero puedo devolverlo?”. Siguió cuestionando. El abogado afirmó. “Si, pero tiene que pasar un año, el señor Alarcón se lo dio para su seguridad, no podemos saber qué puede pasar en el futuro inmediato”. Grecia entendió lo que el abogado le advertía, ahora con más ganas la familia Alarcón podrían querer lastimarla, sin embargo, no quería el dinero y estaba decidida a no gastar ni un solo peso. Doris la llevó al departamento y la ayudó a recostarse, minutos después le llevó un té caliente a la habitación, avisándole. “Tengo que i
Noa aunque estaba confundido no creía mucho en sus palabras. Se encerró en el baño lavándose y al mirarse en el espejo intentaba despejar su mente, agarró fuerte el lavabo tratando de buscar en su mente, sin embargo. No recordaba nada… al salir Jimena se vestía cabizbaja, en la cama no estaban las sábanas para cubrirse solo el cubre colchón y noto una mancha roja. Esto puso de muy mal humor a Noa. Busco su ropa diciendo. “Te llevaré a tu casa”. Ella afirmó tímidamente mirándolo, al girar y no verle más, molesta frunció el ceño. Noa desconfiaba de ella. Noa estacionó el auto, todo se quedó en silencio por unos segundos, la actitud de Jimena era sumisa y llena de tristeza, daba pena. Noa suspiró largo. “Lo que paso…” Tomó unos segundos para explicarse bien. “De verdad no estoy seguro, no recuerdo nada, pero te voy a dejar en claro algo”. El giro a mirarle, Jimena puso atención. “Yo tengo novia y estamos a punto de casarnos, no me gustaría tener problemas con ella. La amó”. Jimena n
Grecia revisó su teléfono, Noa no había llamado ni siquiera un mensaje, Jimena dio el aviso. “Terminamos por hoy”. Todas caminaron a los vestidores, Citlali se quedó con ella. “Entonces tú y Noa ¿Ya están juntos?”. Jimena sonrió mirando de reojo a Grecia. “Si, el día del evento pasamos la noche juntos, él es encantador, fue tan amable conmigo…” Grecia se quedó en su lugar al escuchar, Doris frunció el ceño acercándose a su amiga mirando a las dos arpías. Citlali siguió. “Entonces ya es formal, ustedes están saliendo”. Jimena se burló. “Vamos a hablarlo con mi papa hoy para pedir permiso…” Se alejaron juntas, su cometido ya había terminado, lo único que querían es que Grecia escuchara. Doris acarició el brazo de su amiga. “No les hagas caso, deben ser puras mentiras, ya conoces a Jimena”. Grecia giró su rostro a su amiga y entre lágrimas le menciono. “Noa no me ha llamado, ni siquiera me manda un mensaje”. Doris se quedó en silencio. Grecia tomó su móvil y lo llamó, ahora se da
Ya muy tarde… Noa llegó al departamento de Grecia, estacionó el coche, subió al departamento y entró sin hacer ruido, todo estaba en silencio, caminó por la sala hasta la habitación, pensó que Grecia estaba dormida por la hora sin embargo la encontró cerca de la ventana sentada admirando la noche. Noa camino hasta ella sentándose en el piso cerca. Recargó su espalda en la pared mirando un punto fijo en la habitación, estaba cansado y confundido. A pesar de todo seguía creyendo que todo lo que decían de Grecia era mentira. Hubo un silencio cómodo entre ellos para calmar sus corazones. “Ayer… amanecí en la cama con Jimena”. Él apretó su frente cansado mientras le decía a Grecia, no quería que se enterara por otra persona. Grecia hizo una línea de su boca, sabía que tarde o temprano algo así pasaría, Jimena era una mujer cruel y muy astuta. Noa trato de convencer a Grecia y a sí mismo. “No creo que ella y yo… solo amanecí con ella, pero te juro que te amo y nunca te haría padecer alg
Las chicas estaban calladas con miedo, se miraron entre sí, no sabían qué hacer, hasta que una valiente dijo. “No fue culpa de la entrenadora”. Otra mencionó para defender a Grecia. “La señorita Jimena cambió la rutina”. Arturo también entró y escuchó a las chicas defender a Grecia. Emanuel no entendía porque su hermana cambió la rutina. Grecia se sentía querida por todas y agradeció en el fondo. Giro a informandoles. “Salgan a apoyar al equipo en las bancas”. Todas afirmaron y salieron, Doris se mordió el labio, pensaba si irse o quedarse, Grecia le dio una señal de que se fuera, Doris le dio una última mirada a Emanuel. Arturo también salió encontrándose con Doris en la puerta. “¿Te vas a quedar aquí?” Le preguntó a la mujer. Doris afirmó. “No puedo dejarla sola con esa bestia”. Arturo le dijo burlonamente. “Mi amigo no es ninguna bestia”. Doris se burló. “No lo conoces”. Adentro en el vestidor, Emanuel se acercó a Grecia caminando despacio mientras la interrogaba. “¿Qué es
Horas más tarde…Noa estacionó el auto afuera de la casa en Rosario, Grecia guardó su teléfono después de mandar un mensaje a Doris avisando que estaba fuera de la ciudad.Ella bajó y al acercarse a la puerta de la casa junto con Noa escucharon el piano, él preguntó muy sonriente. “¿Es Ema?”.Grecia emocionada por lo que escuchaba mencionó. “Mi pequeña siempre ha amado la música”.Julia madrastra de Grecia les abrió la puerta, tenía una sonrisa que daba algo de miedo, era como si estuviera emocionada, pero a la vez perturbada. “¿Escuchas? ¡Es Ema!”. Exclamó rápidamente abandonándolos en la puerta para que entraran solos.Caminaron por el recibidor hasta la sala mientras Julia no dejaba de parlotear. “¿Recuerdas a Lorena, mi vecina? Su cuñada se mudó a vivir con ella y casualmente es maestra de piano, Ema está encantada, ha progresado mucho y…”Grecia escuchaba mientras caminaba por la habitación, ella no contenía la alegría que sentía al escuchar a Julia el progreso de su pequeña. Sin