Capítulo 102
Todos en la habitación mantuvieron la respiración. El miedo era un esmog que espesaba el aire y se precipitaba a mis pulmones como vapores de lejía. Me picaba y quemaba, casi haciéndome emitir una tos desagradable.

Se podía sentir el desgarro y la ruptura de alianzas, la formación de opiniones y el cuestionamiento de creencias.

No todos los días la Mesa Alta acogía a una devoradora de almas en potencia. Algún lado instintivo de mí me dijo que usara mi don, que le arrancara la vida a Marcus antes de que pudiera pronunciar otra orden.

Los ojos de Marcus sostuvieron los míos, azul hielo y llenos de reconocimiento. Había algo extraño en sus emociones perfectamente cultivadas, una especie de interés que rayaba en el juego.

Las piezas se juntaron en mi mente, cuando muy levemente, inclinó la cabeza hacia mí.

'Tu turno', decía.

Una pregunta se destacó en mi mente, una que hizo que mi estómago se hundiera. Ninguno de nosotros había pensado en eso antes, y mucho menos yo.

Ese guar
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