CHARLOTTE

—Mi pequeño muchacho, no tienes idea de lo feliz que me siento al escuchar esa voz de nuevo— la verdad me hacía mucha falta y creo que toda madre me podría comprender porque un hijo desde que se lleva en el vientre se sufre. Los antojos, las malas posturas a la hora de dormir y otras cosas como las náuseas.

—Lo siento mucho, mamá,— su voz había soñado un poco quebradiza. Sé que ya seguro a estas alturas ya sabía todo lo referente conmigo, pero tampoco quería que se sintiera culpable— sé que no he sido un buen hijo para ustedes u seguramente deben de estar enojados con la forma en que me comporto. Imagínate que estás enferma y yo estaba siendo grosero, de verdad que lo lamento mucho, mamá, pero las cosas van a a mejorar de eso no dudes. Yo conozco la fortaleza que tienes como mujer y me has enseñado mucho en este camino así que puedo decirte que esto lo vas a superar fácilmente. Además, cuentas con el apoyo mío y de mi papá. Tu sabes que estamos para las que sea.

Sonreí. Me s