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CAPITULO 2.2   “UN DIA DE MUCHAS SORPRESAS”

(septiembre 11, 2017,  Cd. de México)

(Narrador)

Marina solo lo miraba, y cuando Alejandro bajo la vista no supo cómo interpretar su mirada, si como odio y coraje o como dolor, él la deposito con mucho cuidado en la camilla de la enfermería, esperando al medico del gimnasio llego para atenderla.

-Oh Dios, perdona Marina; todos ustedes curiosos salgan y esperen afuera- dijo el médico sacando a todos y cerrando por fin la puerta, tras lo cual Marina pudo derramar las lágrimas que contenía .

-Vamos a ver Marina, creo que tienes al menos cuatro o cinco costillas rotas, por lo que tendré que hacerte una placa con el aparatito que tenemos aquí, solo para ver qué tan grave es. – le dijo el médico a Marina mientras la llevaba a un pequeño tomógrafo portátil que había en otra habitación.

Unos minutos después se confirmaba que tenía cinco costillas rotas, dos del lado izquierdo y tres del derecho, no eran lesiones graves pero si dolorosas, por lo que le puso un fuerte vendaje y le recomendó.

-Bueno Marina, el vendaje te ayudara, pero es mejor que utilices un corset que te apriete el torso y te ayude a sostener y proteger el pecho, y por favor no levantes pesos por al menos tres semanas.  Y toma un ibuprofeno de cuatrocientos miligramos  cada doce horas para el dolor.

- gracias doctor, le agradezco la ayuda  y tratare de hacer lo que dijo pero no puedo estar tres semanas sin hacer nada.

-pues tendrás que hacerlo, pues le diré a Pedro que no te deje hacer esfuerzos ya que estas muy lastimada.

-ok, doctor, hare caso, un corset y los ibuprofenos.

Al salir de la enfermería Pedro, Alejandro y Omar la esperaban afuera y cuando la vieron salir caminando con algo de dificultad por el dolor le preguntaron todos a la vez.

-¿Que tienes? ¿Te lastimaste mucho?¿ Que te dijo el doctor?

-Solo fueron un par de costillas rotas, no fue mucho pero como duele.- contesto Marina con voz serena, mientras se apoyaba en el brazo de Pedro.

- Si a cinco costillas rotas, usted señorita no les da mucha importancia, yo si, por lo pronto Pedro, ella no puede levantar nada pesado y recomiendo nada de ejercicios rudos o de fuerza- dijo el médico desde detrás de Marina.

-Gracia por decírmelo doctor, esta niña no lo habría hecho, aunque la torturara- contesto Pedro

-Estoy bien- dijo Marina con una sonrisa y todos la miraron

-Voy a descansar, pero será en mi casa, pero por ahora voy a cambiarme de ropa, está esta sudada y mojada- dijo Marina antes de que Pedro la regañara

Para cuando estuvo lista, Pedro la esperaba junto a la puerta del vestidor de mujeres, a su lado estaban Omar y Alejandro; Pedro se le acerco y tomando su bolso de ejercicios le dijo

-Alejandro, que es mi amigo te llevara a tu casa.- y le paso la maleta a Alejandro

-Pero yo aún tengo que ir a hablar con Benito y entregar unos papeles que me dio a llenar, por lo del torneo que está organizando el dueño del dojo.- Dijo Marina con mucha docilidad

-Pues yo se los entrego y hablo con el.- contesto Pedro

-No, lo hare yo.- dijo Marina con tono obstinado y le arrebato la maleta a Alejandro y comenzó a caminar rumbo a la salida, ahí dio vuelta para dirigirse a la esquina donde doblo a la derecha y dirigirse a una escuela de artes marciales.

-Hola Martha, ¿esta Benito?- pregunto a la secretaria

-No ha llegado aún; ¿no es un  poco temprano para que llegues?

-Pues sí, pero ya vez lo que tengo que hacer para ir al torneo, tu sabes la preparación- y se encamino a los vestidores

Alejandro y Omar apenas iban llegando cuando la vieron entrar a los vestidores

-¿Buscan a alguien, caballeros?

-Si, a Marina Romanov.- contesto Alejandro

- Ah bueno, entonces pasen al salón, que en unos momentos empezara la clase; una cosa ya se inscribieron, ¿porque no traen el uniforme?- pregunto Martha

-No pero.. – trataron de contestar los dos hombres pero Martha los interrumpió

-Bueno por ser amigos de Marina se las paso, pero les hare su pase de inscripción y se los llevare, también deben decirme sus tallas para buscarles los uniformes y el cinturón y entraran como principiantes, ¿entendido? y vayan que ella adelantara su clase media hora, todo un privilegio ya que tendrán media hora más de clase.- termino de decir Martha, guiándolos al dojo.

-Marina, aquí te traigo a dos nuevos; ustedes dos quítense los zapatos.- ordeno la mujer

Marina solo los veía, sonriendo, pues conociendo a Martha, sabía que no los habría dejado decir una sola palabra, Marina con esfuerzo dio su clase más media hora adicional, pues había llegado temprano y ayudo al instructor a terminar su clase.

Al terminar se preparó a tomar su propia clase, Omar y Alejandro que no podían estar en la clase se fueron a las gradas y la vieron hacer sus evoluciones marciales y escucharon cuando el Gran Sensei que había llegado de sorpresa le dijo.

-Señorita Marina, la felicito, es usted una de las mejores-

-Gracias, Sensei Karima.- contesto haciendo una reverencia

-Nadie diría que, con tu físico, pequeña Nitta, fueras tan ágil, fuerte y veloz; estoy seguro que serás de las mejores en el torneo; sigue así y nadie ni nada te detendrá.

-Eso es lo que deseo  Sensei.- dijo Marina con otra reverencia

Cuando Marina salió del vestidor, se dirigía la salida del Dojo, vio que Alejandro y Omar ya la estaban esperando afuera, hablando de lo ocurrido.

-No me puedo creer, si me dolía todo al llegar con Pedro ahora me siento molido- dijo Omar

-Lo que yo no puedo creer es que sea ella la que da la clase y más que imparta ese tipo de ejercicios para endurecer los músculos y no prestar atención al dolor, ¿viste que no se quejó y trae cinco costillas rotas? - dijo Alejandro

Al verla en la puerta con  su mochila en la mano Omar se acercó y le dijo

-¿Cómo te sientes? ¿Ya no te duele?

- No Omar, gracias por preguntar, pero no te preocupes, tome un ibuprofeno para el dolor, además es más la disciplina que el dolor, el dolor no importa, es solo la mente la que existe el resto no tiene importancia; Además lamento lo ocurrido, yo hablare con Martha para que rompa las hojas de inscripción y les devuelva su dinero, sé que esta disciplina es dura y rígida y no creo que les guste, aquí se cumple con solemnidad y rigidez la tradición de la escuela antigua, según las tradiciones de Japón.

-Pues yo creo que sí, que me gustaría intentarla,  puede ser que aprenda algo- dijo Omar con una sonrisa

-Yo lo dudo y tengo la sospecha que usted lo preparó todo, junto con su amiga- dijo Alejandro

- Pues sepa señor Cardona que yo no prepare nada y se lo puede preguntar a Martha, además mis asuntos los arreglo yo sola.- repuso Marina con enfado y echando su mochila al hombro dio media vuelta y se fue caminando rumbo a su casa.

-¿Sabes una cosa Alejandro?

- No, ¿Que?

-Que te volviste a equivocar con ella y de paso la volviste a ofender, por lo que ahora no solo está lesionada sino también muy molesta, por lo tanto distraída y podría pasarle algo,  además es tarde.

- Vah ¿que le podría pasar?

- No lo sé, pero puede tener algún accidente, ya que va muy alterada y además te recuerdo que tiene cinco costillas rotas y la verdad no creo que ponga mucha atención a lo que la rodea, tal y como va.

- Esta bien, apresúrate, que la seguiremos en el auto.

Cuando Marina llego a casa encontró a toda su familia y sin decirles nada sobre sus costillas rotas, fue a su cuarto dejando su mochila y cambiándose de ropa, tras salir fue a la cocina y oyó que sus hermanos planeaban ir a las canchas del parque a jugar y estaban al teléfono hablando con unos amigos.

-si ahí nos vemos, y como Mar, ya está en casa le preguntaremos si desea jugar, estaremos ahí en veinte minutos. Escucho decir a uno de sus hermanos al teléfono por lo que pregunto

-preguntarme ¿qué?

-¿que si vas a la cancha a jugar basquetbol? – contesto su otro hermano menor

-ok, necesito descargarme después del incidente con un tarado y compañía al salir del dojo-

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