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Rose estaba en la habitación de los sirvientes poniendo a Caspian a dormir. El niño ya se había dormido profundamente, pero ella no se atrevió a moverse de su lado.

Con su mano agarrando con fuerza ese colgante, se ahogó en los pensamientos de su esposo, quien acababa de prometerle follarla hasta dejarla sin sentido hace un tiempo.

Bueno, ella ya ha hecho la escritura con él. Sin mencionar que ella lo inició. Pero hacerlo una vez no la hizo tan atrevida y cómoda como para volver a hacerlo. Se sentía tímida como una virgen intacta.

Recordó la forma en que sus ojos recorrieron su cuerpo de la cabeza a los pies como si ella estuviera desnuda frente a sus ojos y él pudiera devorarla solo con sus

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