Los ojos de Rudulfo se abren mas y olfatea el perfume de la mujer, y ya se puso nervioso, como si el olor de ese perfume ya lo conocia antes.

—Hola, necesito saber dónde está el jefe de este restaurante, para poder darle los papeles, y platicar —se aclara la voz la mujer la cual está un poco amargada.

Rudulfo se arma de valor para volear a ver la mujer, sin que sus ojos estén rojos, y evadir lo que esa voz le produce dentro de sí, esa voz, que hace que el corazón de Rudulfo se destrozan en mil partes, sintiendo dolor, en su corazón, un dolor como si fueran cuchillas dentro de él, es como si el sufrimiento de ella, se le pasara por las venas.

—Hola, yo soy el jefe, ¿En que le puede ayudar? —Pregunta Rudulfo con su voz un poco quebrada.

—Estoy aplicando para ser cocinera, y trabajar para su restaurante, me dije