Capítulo 45

Algún tiempo después...

Ana Lis.

— Sr. Andrew, ¿ha visto a Dylan?

— No.

Respondió sin darle mucha importancia. Había buscado al chico por toda la casa y no lo encontraba por ninguna parte, me sequé el sudor de la frente agotada, ya me estaba preocupando. Hacer que se me estrujara el corazón es uno de los talentos de mi hijo.

— ¿Dylan?

Le llamé una vez más, el comedor estaba en silencio, salvo por el ruido que hacía Andrew al masticar sus verduras. Me di cuenta de que estaba demasiado callado, no me miraba a los ojos, se mantenía de espaldas a mí, sentado a la mesa. Todo el tiempo estaba mirando una obra de Pablo Picasso.

No tardé en sentir el olor a travesura en el aire, sonreí mientras miraba hacia los pies de la silla donde estaba sentado Andrew. Vi la punta de un pequeño zapato negro, escondido detrás de las piernas del cómplice de Dylan.

— Oh Dios, ¡me estoy mareando!

Soné con voz débil y me uní a la broma. Querían inquietarme, así que decidí seguirles el juego.

— ¿Dónde está mi h
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