Capítulo 4

Capítulo 4

Andrea

¡Madre de todas las vírgenes! No puedo creer que me quedara como una tonta frente a semejante hombre, es que solamente a mí me pasan estas cosas tan desastrosas. Sin embargo, debo admitir que ni en más pensamientos más libidinosos me imagine que el hijo de mi jefe estuviese tan bueno. Es que desde el preciso instante en que me percaté de su detrás de mí, sentí como mis piernas se aflojaron de inmediato y el alma me abandonaba el cuerpo. Yéndose no sé a dónde de compras.

Luego de ese trágico incidente donde di la peor impresión de mi persona, salí de aquella oficina directo hacia el baño para poder echarme agua y que el calor de mis mejillas bajaran.

Siento como de repente mi celular empieza a sonar y al ver el número del contacto, no puedo evitar responderle rápidamente a Estefanía. Con la cual estoy molesta todavía desde esta mañana, pero la necesito con urgencia ahora.

_ Hola hermosa ¿Sigues enojada conmigo? ¿Cómo estás? Aún no ha llegado el hijo del jefe y todos estamos ansiosos por verlo. Quiero ver si es tan buen ejemplar.

_ Pues si Estefanía, todavía sigo molesta contigo y me siento extraña. Siento que en cualquier momento el corazón se me va a salir por la boca y con respecto al hijo del jefe ya ha llegado. Llego esta mañana mucho antes que el personal y ese hombre está justo como me lo recomendó el doctor.

¡Me quiero morir Estefi! Nunca había sentido esto al estar en presencia de ningún hombre y él con su simple mirada hizo que mi zona íntima se humedeciera _ digo en un tono bajo para que no me escuchen nadie y el grito de mi amiga al otro lado de la línea me dejo sorda.

_ ¿Qué has dicho? – pregunto exageradamente – ¡Oh por dios! ¡Que te chorrea la muñeca! ¿Tan bueno esta? Mira que tú a tus 25 años nunca me habías dicho eso.

_ Pues parece que llego el momento de decirlo y sí, el hombre es todo un monumento al cual le entregaría mi virginidad ahora mismo si me lo pidiera. Fíjate si es tan sexy que me quede en la luna cuando lo tuve frente a frente y supe que era él cuando llego el señor Gabriel y lo llamo hijo. Eso sin contar su increíble nuez, al aclarar su garganta se le notó tan masculino que casi salto sobre ella.

_ Ja, ja, ja ¿En serio eres Andrea? ¿Estás segura de que no eres alguien más y me equivoque de número?

– ¡Oh vamos, Estefanía! Te juro que soy yo y te estoy hablando en serio.

_ Está bien, te creo. Ahora más tarde nos vemos que debo volver a trabajar.

– Bien.

Salgo del baño directo hacia mi escritorio y tomo la agenda del día para ir a decirle al señor Gabriel lo que tiene para hoy. Aunque no estoy muy convencida de hacerlo porque con la presencia de su hijo aquí, no sé bien a cuál de los dos decirle. Así que respirando profundo para no volverme una completa idiota al ver de nuevo a ese monumento, toco ligeramente la puerta para escuchar un adelante.

En el preciso momento en que entro a la oficina, lo primero que veo antes que cualquier cosa. Es al tal Samuel bebiendo la tasa de café que yo había preparado y me puse bastante nerviosa al no saber si era de su agrado o solo se la tomaba porque sí.

Luego de eso, veo al señor Gabriel leyendo como siempre algunos papeles y cuando este fija sus ojos en mí me regala una sonrisa.

_ Señor Gabriel, vengo a decirle su agenda del día de hoy. Hay varias cosas que tiene pendiente.

_ Claro querida, ya me preguntaba donde estaba la agenda; pero a partir de ahora no debes decirme las cosas a mí. Tendrás que decirle todo a Samuel, ya que yo no seré más tu jefe; aun así estaré muy al pendiente de ti. Ya eres parte de la familia y una chiquilla loca como tú necesita que alguien la regañe de vez en cuando.

_ Pues me parece perfecto, así lo are y tampoco se librara de mí tan pronto. Sin embargo, me dijeron esta mañana algunos empleados que querían conocer al nuevo jefe. No sé si ambos caballeros quieran hacer una rápida reunión con todos los empleados; para que de esta forma conozcan al señor Samuel. Hay un espacio libre en la agenda y luego de eso el jefe tiene una junta con los directivos de área para ponerse al corriente con el manejo de la empresa. 

_ Estupendo Andrea, convoca esa reunión de inmediato y tú vendrás conmigo como mi secretaria. Comunícale a los empleados que por favor tienen diez minutos para estar todos reunidos en la sala de conferencias del primer piso. Con los jefes de área quiero que hagas que todo me traigan un resumen por escrito de todo lo que han hecho y te encargo dejarlos sobre el escrito. Los revisaré personalmente después de la reunión.

_ ¡Está bien! ¿Algo más que deba hacer?

_ Ahora que lo preguntas sí, dejaste tu café por accidente aquí en la oficina y como viste me tome la libertad de probarlo. No sé que le has puesto, pero me gustaría tener uno así todas las mañanas. Es sumamente delicioso.

_ Por supuesto, solo tiene canela y algo de chocolate. Le traeré uno así a partir de ahora.

Al salir de la oficina, siento como mi corazón late mucho más rápido que la primera vez que lo vi. Es como si hubiese una maratón corriendo dentro de mí y sonrío por eso. Sonrío como boba solamente por saber que a mi nuevo jefe le gusta mi café y no sé si saltar o gritar de la emoción.

Nunca antes me había pasado esto y la verdad creo que no debo de emocionarme tanto; un hombre como él no se fijaría en alguien como yo. No es que me menosprecie, sino que ese cuerpo bien tonificado debe solamente aspirar a esas modelos de revistas.

Cuando ya tengo todo listo para la primera reunión, vuelvo a entrar en la oficina y solamente veo a Samuel. Lo que se me hace muy extraño y pregunto por su padre.

_ ¿Dónde está el señor Gabriel? _ pregunto poniendo las carpetas que me pidió sobre la mesa.

_ Él ya está abajo en la sala de conferencias, yo me quede a esperarte debido a que estabas buscando esto – dijo tomando algunas carpetas para luego dejarlas donde mismo.

_ Está bien, entonces bajemos con los demás. No es bueno hacerlos esperar.

– Entonces adelante, las damas primero. 

Nunca el elevador me había parecido tan pequeño y es que la simple presencia de este hombre me pone nerviosa. Por lo que me coloco justo al final de este y tengo una perfecta vista del monumento de hombre frente a mí. Singo sin cansarme de apreciar su ancha espalda y ese tamaño, su porte, sus musculosos bien marcados y ni hablar de su redondo trasero. Uno que parece estar bien firme y grita desesperadamente que lo acaricie. 

Que delicia sería estar desnuda entre los brazos de este hombre, me encantaría pecar con él mientras enredo mis piernas en esas nalgas y le pido desesperadamente más placer. Con unos genes como los suyos cualquier mujer estaría loca por ser madre

Que pensaría Estefanía si pudiera escuchar mis pensamientos, creo que a la pobre le daría un infarto o estaría gritando como loca porque por fin mi perra interior está despierta. 

Una vez el elevador llega al primer piso, antes de llegar a la sala de conferencias, Samuel se detiene tomándome de la mano para hacerme una pregunta.

_ Andrea, me gustaría que antes de entrar en la sala saber más o menos quien es de fiar en esta empresa. Me puedes poner al tanto de algo que te inquiete o que sea relevante.

_ No sé si eso sea buena idea, aunque conozco a todo el mundo aquí debo reconocer que no me gusta hablar mal de nadie aunque se lo merezca. Lo único a lo que me atrevería es a advertirle de dos personas.

_ Entiendo tu posición y escucho atentamente lo que me dirás. Igual nadie se va a enterar.

_ ¡Bueno! El primero es Irían Albariño, es el jefe del almacén y suele mirar a las mujeres de una manera muy asquerosa, tanto que es incómodo hablar con él por miedo a que te haga algo. Aunque por el momento no tengo conocimiento de que se haya propasado con alguien.

Solamente creo que es inapropiado ese comportamiento suyo y más cuando es dirigido hacia nosotras las mujeres.

_ Bien, habrá que estar atento a esto, no voy a permitir que alguien salga lastimado ¿Ahora quien es la segunda persona?

_ Bueno ella se llama Columba y aunque esto suene un tanto personal, considero que no solo hablo por mí. Esta mujer se la pasa insultando y humillando a todo el mundo cundo en realidad es una completa zorra _ Al decir eso, veo como Samuel comienza a reír

_ ¿Quiere continuar hablando? Háblame más de ella.

_ Lo lamento, no quise decir eso.

_ No opino que lo haya dicho por decir ¿Me explicas?

_ Bueno, lo que sucede es que no dije algo que fuera mentira. Todos en la empresa sabe quien realmente es ella, todos saben que se acuesta con algunos clientes para tener una mejor posición en su área. Justo ayer tuve una fuerte discusión con ella porque se la pasa diciendo que soy una zorra; cuando en realidad soy como él aceite de oliva

– ¿Cómo el aceite de oliva? – me pregunta Samuel y caigo en cuenta de lo que dije – ¿Por qué no me contestas? ¿Qué es eso del aceite de oliva?

– Sonará ridículo, pero iba a decir extra virgen.

– ¿Eres virgen? – me pregunta este sorprendido y yo asiento escondiendo la mirada – ¡Oye tranquila, no pasa nada! Lamento haber preguntado así de sorprendido, es que eres muy hermosa. Ahora, con respecto a esa mujer tendré que tomar algunas medidas, necesito pruebas o verla ofendiendo a alguien para de esta forma poder darle su renuncia.

_ Lo comprendo perfecto y no considero que se demore mucho en atraparla.

– ¡Bien ahora vayamos a la reunión!

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