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Capítulo II: Mi nueva muerte

"¡No existe la muerte! Lo que tal parece es una simple transición"

-Lonfellow

Abril se despertó con un dolor de cabeza monumental. Cuando miró el reloj de su mesa de noche se espanto ¡Eran las doce treinta!

¿Cómo pude haber dormido tanto?

Miró a Julio que dormía a su lado. ¡No! ¡No podían haber tenido sexo! ¡¿Qué iba a pensar su familia?! No es que nunca lo hubieran hecho...¡Pero no con todo su familia en la casa!

Miró alrededor de la habitación. ¡Su prima no estaba! ¿Había despertado ya?

—Ok, Ok Abril cálmate. Estás vestida y Julio también. Ok. Tomaron mucho anoche, te trajo y cayó dormido. Eso es todo.

Abril se levantó despacio. Buscó ropa en el armario, tomó su toallas, cepillo de dientes y se dirigió al baño, luego de ducharse y vestirse bajo.

Sus tías Karen y Susan estaban despiertas tomando café al igual su prima Shawna.

—Buenos días Abril— saludó su tía Susan.

—Más bien buenas tardes.— dijo su tía Karen con una sonrisa.

Abril se sentó a la mesa al lado de su prima con todo el aspecto de que tenía resaca. Su tía Susan le pasó una taza de café.

— Gracias. ¿Cronos bajó a desayunar?— preguntó tomando un sorbo de café

—No cariño, no ha bajado nadie. Todos tomaron demasiado anoche, no puedo decir que me sienta orgullosa. Hablé con Thomas sobre lo irresponsable que era dejar tomar a un grupo de menores de edad.—respondió su tía Karen.

—Y yo te dije que está bien. Peores cosas hicimos cuando éramos jóvenes—respondió su tío Thomas que iba entrando con dos bolsas del pequeño super mercado del pueblo.

Ya a las dos de la tarde todos habían bajado y comían animadamente en la mesa de la cocina. Todos, excepto Cronos.

—¿Tom Cronos está despierto?

—No ví a Cronos en la habitación.

—¡¿Cómo dices?! ¡Pero si no bajó!

—Andará por ahí.— comentó su tío restándole importancia.

—No lo sé. Odia este pueblo, además no le gusta el sol.

—Estará enterrado hasta el anochecer—comentó Julio lo que provocó risas en todos menos en Abril.

—No te preocupes ya aparecerá. —comentó Karen

—Pero dijeron que no bajó a desayunar...

—Nos despertamos tarde también, tal vez salió antes.

Abril intentó calmarse. Sí de seguro andaba por ahí. Tal vez al no encontrar desayuno se fue a comprar algo o tal vez salió a caminar por el bosque la única parte del pueblo que toleraba. Ya volvería, aunque algo dentro de ella le gritaba lo contrario.

***

Cronos abrió los ojos despacio, se sentía extraño, mareado, la cabeza le daba vueltas... Sentía una rara opresión en el pecho. Se incorporó, estaba en una cama, una inmensa y mullida cama. Miró a su alrededor no estaba en su casa y mucho menos en la casa del pueblo. Se hallaba en una lujosa habitación de un lugar desconocido para él.

Intentaba recordar cómo llegó hasta ese lugar... Pero todo se hallaba en las tinieblas de la memoria. Se levantó, la habitación en verdad era lujosa, con una decoración completamente blanca, era enorme ¡La habitación era del tamaño de la sala de su casa!

Se encaminó hacia lo que presumía eran unos ventanales cubiertos con unas espesas cortinas negras, descorrió una de las cortinas, pudo apreciar que era de noche, estaba muy oscuro pero pudo notar que se hallaba en un lugar bastante alto, podía ver luces brillando en el agua en el horizonte. Le sorprendió lo nítido que podía ver en la oscuridad

¿Dónde estoy?

De pronto sintió una sed quemante, era una sensación como si llevara meses sin tomar agua, al mismo tiempo se sentía hambriento, ansioso, desesperado, no entendía muy bien porque, se dobló sobre sí mismo, el dolor era insoportable, sentía que le faltaba el aire, que se comprimian sus pulmones, que en cada bocanada de aire se le iba la vida.

Escuchó la puerta abrir, miró en esa dirección y lo vió, el hombre más hermoso que sus ojos habían visto.

El hombre se apareció a su lado.

—¡Oh pequeño! Estás sediento— lo ayudó a levantarse, lo sentó en un sofá blanco que había en la habitación—Ven aquí— dijo apartándose el largo pelo negro, ofreciendo su pálido cuello a Cronos, este pudo ver claramente la vena palpitante bajo su piel, sus colmillos crecieron, los enterró en el cuello ofrecido sin siquiera saber que hacía guiado por el instinto.

Cuando la sangre llegó a su boca Cronos se sintió invadido por el placer en su estado más puro. No conocía palabras para describir lo que sintió, no había nada en este mundo comparable. Toda la angustia, dolor, odio... Todo había desaparecido, flotaba en una dimensión donde solo existía placer en su estado más puro. Ese vacío que llevaba años forjándose en su interior, se sintió lleno por una sensación que no lograba identificar.

Y recordó. Recordó la noche anterior, el hombre de quién bebía, qué había sucedido... Recordó el hombre apareciendo en su casa, recordó la oferta de una nueva vida,  recordó haber sido mordido... Recordó que había muerto... Sí murió, sintió que su espíritu abandonaba su cuerpo, luego fue jalado de regreso a este por una fuerza invisible... Recordó la sangre cayendo en su boca y nada más.

El hermoso hombre lo apartó suavemente, le acarició el rostro, sacó un pañuelo del bolsillo interior de su elegante chaqueta formal y limpió la comisura de los labios de Cronos como si fuera un niño pequeño.

—Mi sangre te calmará hasta que salgamos. —dijo el vampiro y Cronos notó que tenía acento británico.

—Zeal— susurró Cronos ese era su nombre, no sabía cómo pero lo sabía.

—Sí mi pequeño hermoso...

Había tanto que decir, tanto que preguntar... Cualquiera en la situación de Cronos estaría al borde del ataque de pánico, había bebido la sangre de alguien y estaba solo con ese alguien, un ser extraño y al cuál no conocía. Cronos entendió el hecho de que era un vampiro sobre eso no cabía duda, el ser que le miraba con una juguetona sonrisa era sin lugar a dudas su creador.

—¿Dónde estamos?—fue lo que atinó a preguntar.

—En Los Ángeles—dijo Zeal mirando a su alrededor.

Al Zeal moverse Cronos pudo apreciar que las marcas del cuello de Zeal habían desaparecido, solo el labial negro de Cronos permanecía como un corazón roto.

—Entonces... Soy un vampiro ahora— no fue una pregunta sino una afirmación.

Zeal asintió ligeramente.

—Eso me temo—dijo Zeal levantando su mano y acariciando el cabello de Cronos.

Cronos por acto reflejo tocó una cruz que llevaba al cuello.

—¿Eh? ¿Por qué no me quema?

—Porque todo eso es una invención, cruces, espejos, ajo... Todo eso es falso. Mucho se lo debemos a la imaginación de Bram Stoker.

Se produjo un silencio lleno de preguntas no formuladas entre ellos. ¿Qué se hacía en una situación así? ¿Qué se decía cuando tú vida acababa de dar un impresionante giro?

—¿Mataste a mi familia?- preguntó Cronos de pronto con una mezcla de preocupación y... ¿Anhelo?

—No.

—Ya.

Otra vez el silencio.

—¿Estamos en tu casa?

—Técnicamente, mate a los dueños cuando llegamos... Supongo que ahora es mía.

Cronos solo levantó las cejas un poco sorprendido.

—Estoy bromeando—dijo Zeal riendo. —La compré hace dos días... Una ganga realmente. La ubicación es perfecta dada nuestra condición. Tiene una vista envidiable y venía con los muebles... Aunque odio la decoración-dijo recorriendo la habitación con la vista — Todo es tan blanco, tan... minimalista.

Era cierto todo era blanco. Perturbadoramente blanco. A Cronos este color le molestaba le traía malos recuerdos, sacudió la cabeza eso ahora no era importante.

—¿Dos días?— preguntó Cronos más para sí mismo que para Zeal—¿Tenías planeado convertir a alguien y yo fuí el afortunado?

Zeal suspiró, por unos instantes que a Cronos se le hicieron eternos no dijo nada. Cronos le miraba atento esperando su respuesta.

—Te ví de casualidad si te soy sincero, chocaste conmigo y pude ver tus hermosos ojos verdes y tu bello rostro. Quedé prendado a tí, a tu belleza, te perseguí. Quería conocer todo sobre ti... Quería hacerte mío.

Cronos no tenía palabras, hermoso, nunca hubiera usado ese adjetivo para describirse. Raro, fenómeno, outcast... Pero jamás hermoso o bello ¡Si los bully de su escuela escucharan eso!

—Eres hermoso. Nunca lo dudes. Las personas sienten miedo hacia lo que es diferente, rompe sus esquemas.

—Es increíble, soy vampiro por mi belleza— Cronos no pudo evitar reír.— Ser hermoso solo te mete en problemas.

Los ojos de Zeal se tornaron de un azul claro mientras su cara era surcada por una expresión del más puro dolor.

—No vuelvas a decir eso- masculló Zeal entre dientes. Tenía la cabeza gacha con su largo pelo negro cubriendo su hermoso rostro.

Cronos no comprendía lo que le sucedía.

—¿Estás bien?

—Solo no lo digas— Zeal lo miró, sus ojos azul profundo, estaban de un azul claro como el cielo en un día despejado. Su expresión era de tristeza.

—Está bien... No lo diré más.— Dijo un poco asustado

Zeal estaba agitado se recostó en el sillón luego miró a Cronos.

—Disculpa... Es solo que recordé algo del pasado... Algo que intento olvidar. —Zeal se acercó a Cronos y le acarició el rostro. Parecía calmado ahora.

—Como te decía te perseguí. Ví que tenías familia así que mi plan era dejarte en paz. Quería verte una vez más, ver esas preciosas esmeraldas que tienes por ojos. Fue cuando escuché que querías desaparecer, que no eras feliz... ¿Por qué no darte la oportunidad de hacerlo?

—Me siento halagado—respondió con una sonrisa— Nunca a nadie le ha valido una m****a mi felicidad... ¿Y qué me dices sobre la parte de hacerme tuyo? ¿A qué te refieres específicamente?—Preguntó Cronos con una sonrisa juguetona.

—Eso...— Zeal sonrió y lo miró—Ya verás... Pero hay mucho que hacer esta noche. Vamos debemos alimentarte.—dijo Zeal dándole unas palmaditas en el muslo, se puso de pie y se tocó la parte del cuello donde Cronos le mordió - Si no podrías intentar matarme.

Cronos se puso de pie también, Zeal lo tomó por los hombros mirándolo directamente a los ojos.

—Está será tú primera lección sobre ser vampiro; Un vampiro sediento es muy peligroso, puede perder la razón. De hecho hay un subtipo de vampiros a los que llaman sedientos, atacan lo que sea, no tienen conciencia. Nunca dejes de alimentarte.

Cronos asintió.

—Perfecto. Ahora sí vamos—dijo señalando la puerta y colocando una mano en la base de la espalda de Cronos, este pudo sentir lo fría que era la mano de Zeal incluso a través de la ropa.

Mientras bajaban las escaleras Zeal de pronto puso una expresión un poco triste

—Espero no me odies por la forma arbitraria en que te tome y te convertí. Pensé que sería todo un drama... Por un momento me arrepentí de mis impulsos tan infantiles.

Cronos lo miró directamente a sus ojos azules. Honestamente era una situación rara por decir lo menos, hasta hace unas pocas horas estaba con su familia en un pequeño pueblo deseando estar en cualquier parte menos ahí... Y lo consiguió... Vaya si lo consiguió. ¿Entonces por qué hacer un drama si Zeal le dió justamente lo que quería?

—¿Estás bromeando? No tendré que ver a mi fastidiosa familia, volver a la escuela y viviré eternamente. Es lo mejor que me ha sucedido en la vida.— dijo divertido.

—Me alegra que lo estés tomando tan bien... En realidad me alivia bastante.— Y en verdad lo hacía, anterior a Cronos Zeal solo había convertido a dos personas en vampiros y cuando los creo fue por petición de estos... Con Cronos todo fue tan diferente... Tan impulsivo.

Cronos lo siguió hacia la puerta, al salir había un carro negro aparcado. Era un Mercedes Benz SLK 23, a los ojos de Cronos que no compartía el entusiasmo de los muchachos de su edad por los autos era un Mercedes deportivo.

Zeal entró en el auto y Cronos en el puesto del copiloto. Encendió el motor y emprendió la marcha.

—¿Esto también venía con la casa?

—Por supuesto que no. Lo adquirí mientras dormías.

Cronos apreció que la casa se encontraba a lo alto de un risco, oculta como si fuera parte de la montaña, la carretera transcurría por una pendiente y pudo ver una playa más abajo de seguro privada y parte de la casa.

Se recostó en el cómodo asiento del auto, sentía un montón de emociones, algunas contradictorias, estaba excitado, ansioso, confundido... Y para que negarlo un poco asustado... Decidió que lo mejor sería calmarse al final de cuentas había cumplido su deseo.

***

Abril estaba histérica, las horas pasaban y Cronos no aparecía. Estaba sentada en un gran sofá en la donde sus familiares intentaron tranquilizarla.

—Intenta calmarte por favor linda- decía Julio abrazándola.

—No puedo calmarme, fuimos al pueblo y nadie lo había visto.¡Ya es de noche y no aparece!

—Tal vez volvió a la ciudad.- dijo su prima Shawna.—Vamos Abril tal vez intentó escapar de nuevo, no sería la primera vez.

—No lo creo, su ropa está aquí, su teléfono, sus discos, nunca dejaría su música.

—¿Qué crees que le pasó entonces? - Preguntó Tom.

—Es lo que me preocupa y si salió de noche y alguien lo atacó o un animal del bosque.

Su tío giro los ojos fastidiado.

—Él está haciendo esto para torturarte.

—Sabes que no quería venir. Debe de haber tomado un autobús temprano y ya debe estar de regreso en Mountain View.— Dijo otra de las primas, la que menos soportaba a Cronos.

Ella dejó caer la cabeza entre sus manos.

—No sé. Iré a la estación de policía.

—No puedes declarar a alguien desaparecido antes de veinticuatro horas y mucho menos sin verificar dónde puede estar.—Comentó el mayor de los primos.

—Bien pues volveré a casa y veré si está allá.

—No puedes arruinar nuestras vacaciones porque tú hermano el inadaptado se haya fugado.

—¿Julio te estás escuchando? Es un chico de diecisiete años que está Dios sabe dónde ¿Y en realidad piensas que estoy para vacacionar?

Todos estaban fastidiados con la situación de Cronos, el ya se había fugado otras dos veces, no entendían porque hacer tanto drama.

—Bien llamaré a la casa—dijo Susan - Tú Abril puedes llamar a su novia.

Tsuki estaba acostada en su cama leyendo una novela de vampiros. Su cuarto era como se esperaba al verla, paredes pintadas de negro, cortinas de encaje púrpura, lámparas góticas y una cama con dosel, todo muy organizado y sorprendente hecho por ella. Tenía una camiseta de Misfits de Cronos...

Cronos... ¿Por qué no me ha llamado el muy idiota?

Sonó su teléfono y al ver la pantalla vió que se trataba de Cronos.

—¡Ya venía siendo hora de que me llamaras!

—No Tsuki, soy yo, Abril.

—¿Abril? ¿Por qué me llamas del teléfono de Cronos?

Abril puso una expresión triste. Estaba sentada en el porche de la casa.

—Quería saber si lo habías visto.

Tsuki se sentó muy derecha en su cama.

—¿Cómo dices? ¿Qué no estaba contigo?

—No lo he visto desde anoche, no está en la casa o en el pueblo y quería saber si regresó a la ciudad... Al parecer no.

—¿Llamaste a la casa?

—Mi tía... Pero no responde... Dejó todas sus cosas.

Tsuki sabía lo mucho que Cronos odiaba las actividades familiares... Pero no dejaría sus cosas.

— ¿Irías a la casa? Tal vez no quiso contestar.

— Sí, lo haré

—Llámame por favor para informarme.

—Sí.

Tsuki se puso de pie y se empezó a vestir debía ver si Cronos se hallaba allí.

Abril suspiró al cerrar el teléfono, lo apretó fuertemente en sus manos tragándose la desesperación.

¿Cronos dónde estás?

***

Zeal y Cronos llegaron a uno de los barrios bajos de los que tanto abundaban en Los Angeles parquearon el auto en una zona apartada y arribaron a un callejón lleno de prostitutas, personas sin hogar, drogadictos, lleno de desechos y porquería...

La cabeza de Cronos daba vueltas, el olor del lugar era repugnante pero por debajo de toda la inmundicia había un embriagante olor.

Zeal con su traje elegante y su porte no encajaba en el cuadro, Cronos con su aspecto gótico tampoco.

—¿Buscan diversión muchachos?—llamó una de las prostitutas.

—De hecho...—Zeal no terminó escuchó algo a lo lejos unos gritos de mujer. - No.- Tomó a Cronos del brazo— Acompáñame.

Salieron del callejón, entraron a otro entre dos edificios de aspecto penoso. El olor era aún peor, el callejón de hallaba solitario pero se escuchaban gritos.

—¡Maldita perra!—gritaba el hombre— ¡Robaste mi dinero puta inmunda!

—Jonny te juro que no he tenido clientes te lo juro.— rogaba ella.

Zeal sonrió.

—Cronos la cena está servida.

Los gritos venían de detrás de un contenedor de b****a. Zeal y Cronos rodearon el contenedor.

Vieron a una chiquilla extremadamente delgada de la edad de Cronos tal vez más siendo golpeada por un tipo en sus treinta de aspecto sucio y ojos llenos de furia.

El tipejo volteó y los vió.

—¿Qué quieren imbéciles?

El hombre reparó en la ropa cara de Zeal y sonrió. Debían de ser dos niños ricos buscando drogas.

—Parecen unos niños ricos perdidos.

—El perdido aquí eres tú.— dijo Zeal mirándolo directamente a los ojos —Hazlo Cronos.

Cronos se acercó, el hombre estaba inmóvil, su cuerpo como petrificado allí, no hizo ningún gesto cuando Cronos puso sus labios en su cuello o cuando clavó los colmillos en este.

Nuevamente esa sensación, nuevamente el placer, no era mejor que la sangre de Zeal, Pero aún así era cálida, estaba viva, el sentía ese corazón latir desesperado por vivir y continuó bebiendo llenándose de calidez, hasta que no hubo más, hasta que dominó ese corazón palpitante, hasta que no hubo más vida y el hombre se derrumbó.

—Deja caer dos gota de tus colmillos así no habrá marcas.

Cronos aún en las descargas eléctricas post orgásmicas que sentía lo hizo.

La chica horrorizada los miraba muda, no podía gritar el horror que presenciaba le impedía gritar. Estaba paralizada por el pánico.

Ellos se acercaron a ella, está retrocedió con horror chocando contra el contenedor de b****a.

—¡No!— gritó por fin

Zeal se agachó frente a ella y le acarició el pelo.

—¡Chss!— Zeal se puso un dedo en los labios pidiendo silencio

—Tranquila, no temas... Irás a dormir... Descansarás.

Cronos se acercó se arrodilló frente a ella, los ojos de Cronos brillaban se acercó lentamente y la mordió, la chica dejó escapar un jadeo, el placer lo envolvió, borrando cualquier culpa que podría sentir por tomar la vida de alguien tan joven. De nuevo ese dulce sentimiento, de nuevo el éxtasis. Cronos pudo sentir mientras drenaba la vida de la chica que ella deseaba morir. Lo anhelaba.

Salieron de allí dejando los cadáveres tirados en la forma que cayeron. Volvieron a subir al auto.

—Segunda lección; busca víctimas de bajo riesgo. Es decir personas por las que generalmente nadie se preocuparía. Suena horrible pero es cierto, la verdad suele ser horrible.- dijo Zeal poniendo el auto en marcha de nuevo.

—Tú no te alimentaste.

—Cuando un vampiro es muy viejo puede durar mucho sin alimentarse, antes de que le afecte o de que se le note.

Muy viejo...no sabía cuántos años tenía Zeal... Bueno en realidad no sabía nada de él. Eso debería preocuparle, estaba ahí con su secuestrador, quien arbitrariamente lo había transformado en un depredador, un total desconocido que podría matarlo fácilmente, pero no lo hacía, para él era una nueva oportunidad.

Cronos volvió a recostarse en el asiento. Todo esto parecía un sueño, pensaba que en cualquier momento despertaría por las sacudidas de Tom o la vocecita empalagosa de Abril.

—¿Te molesta si pongo música?

—Adelante

Cronos sintonizar la estación que siempre escuchaba donde solo ponían Rock y Metal.

"A dead boy's poem" de Nightwish sonaba, la música perfecta. 

Era una de las canciones favoritas de Cronos. A Zeal le encantó la voz, esa poderosa soprano.

—Debemos comprarte ropa, no puedes andar con la misma- dijo Zeal mientras consultaba su reloj.- Aún hay tiempo.

Pararon en un gran centro comercial, de inmediato los ojos de Cronos se desviaron hacia Hot topic, Zeal notó esto, se colocó a su lado y puso su mano en la espalda baja del joven haciéndolo agitarse por la sorpresa y la fría sensación nuevamente.

—Vamos.

—¿Vas a comprarme ropa de gente rara?

—Es tú estilo. A mí me gusta.

Entraron a ese mundo conocido por Cronos. Lleno de camisetas de bandas, ropa gótica, maquillaje. Era donde siempre compraba cuando Abril se hartaba de intentar que se vistiera "normal"

—Compra todo lo que desees- dijo Zeal.

—¿Le estas diciendo a un adolescente que compre todo lo que quiera?

—Es justamente lo que estoy haciendo.

—Perdiste la cabeza—dijo Cronos riendo.

—Creo que eso es culpa tuya.— susurró a su oído.

Cronos sintió calor en sus mejillas y de inmediato se sintió estúpido. El no era una niñita virgen de quince años para actuar así.

Terminaron eligiendo ropa entre ambos, Zeal hablaba en serio cuando le dijo lo que comprará cuanto quisiera. Terminó con varias bolsas llenas; camisetas de bandas, pantalones ,botas, converses, medias, maquillaje ¡Hasta ropa interior y perfume!

Luego fueron a una tienda de trajes formales. El joven que atendía saludo amablemente a Zeal, a Cronos lo saludó con cortesía forzada dándole una mirada de soslayo, Cronos estaba demasiado feliz para darle importancia.

—Siempre es importante tener un traje—dijo Zeal- Nunca se sabe cuándo se pueda necesitar.

—¿Como para un funeral o algo así?

—No exactamente.

Cronos se probó varios trajes bajo la examinadora vista de Zeal quien le decía sí o no. Cuando hubo uno que le convenció, un señor con centímetro en mano tomaba las medidas y marcaba ajustes.

Cómo en las películas. Pensó Cronos

— ¿Los podría tener listos para mañana?- preguntó Zeal al señor mirándolo directamente a los ojos.

— Sí—respondió como un autómata.

Zeal pagó dejando una generosa propina. Entraron todas las bolsas al maletero del auto y regresaron a la casa.

***

Tsuki estaba sentada en el porche de su casa, había ido a la casa de Cronos.

Tocó sin recibir respuesta. Luego usando la típica llave bajo el macetero entró. No daba la impresión de que alguien hubiera estado allí, fue a la habitación de Cronos, estaba como la última vez que la vió.

¿Dónde se había metido?

Ahora sentada en su porche miraba las estrellas.

Solo espero que estés bien, estés donde estés.

***

Al llegar a la casa Cronos subió a su habitación o la que asumia que era pues despertó allí. Quería cambiarse de ropa, ducharse, Zeal le explicó que como vampiro no despide el mismo olor corporal que un humano es prácticamente inexistente pero aún así los baños son importantes.

Al entrar al baño comprobó que era tan lujoso y blanco como el resto de la casa. Al pensar en todo el lujo que le rodeaba y la cantidad de dinero que Zeal gastó lo hacía sentir en un estado aún más surrealista.

Se desvistió despacio, pasó a lavarse la cara pues el maquillaje debía de ser un desastre, se secó con una toalla de manos que había colgada y por primera vez desde que se era vampiro se vió al espejo y lo dejó sin habla; era él de eso no había duda pero se veía distinto, sus ojos verdes eran más brillantes, su labios más rojos, su piel pálida como la nieve... 

¡Soy Blancanieves! Pensó siendo sarcástico consigo mismo.

Sin más rodeos entró en la ducha mientras pensaba en todo lo que que le había sucedido ¡En escasas veinticuatro horas! Pensó en Zeal ¡Se había conseguido un sugar daddy sin buscarlo! Aunque Zeal aparentaba estar en sus veinte... Pero ¿Cuántos tendría en realidad? Quería preguntarle tantas cosas...

«Hacerte mío» esas palabras las había dicho Zeal.

Obviamente Cronos sabía a lo que se refería ¿Qué pensaba sobre eso? Cronos había sentido atracción hacia chicos más de una vez en su vida, lo había reprimido eso era cierto, confundido por su propia sexualidad y no deseando añadirle otra razón para ser acosado... bueno eso y por algo que había sucedido cuando tenía trece una  vez que su tío lo encontró en una situación no del todo heterosexual... «Es por tu bien Cronos » No aleja eso de tu mente.

Terminó su ducha y salió del baño con estos pensamientos en la cabeza. Buscó entre la extensa cantidad de bolsas que habían traído y optó por sweater de Jack Skellington que le tapaba hasta los dedos y unos pantalones de pijama negro.

Mientras se vestía Zeal tocó su puerta.

—¿Puedo?

—Obviamente es tu casa.

—También es tuya.

Zeal entró sonriendo, este joven le hacía sonreír demasiado.

—Tengo mucho que contarte—dijo distraído con el torso desnudo de Cronos que se ponía el sweater.

Zeal se sentó en el sillón observándolo, vaya que era hermoso, le encantaba esa piel pálida como leche fresca, se imaginaba pasando sus dedos por ella, acariciándolo despacio, besando cada centímetro suyo.

Pronto Zeal no comas ansias. Se dijo a sí mismo.

Cronos se sentó a su lado con los pies encima del sofá, las rodillas recogidas contra el pecho.

—Dígame máster

Bien discípulo. Aparte de lo que te enseñe hay unas cuantas cosas que debes saber. Cómo te diste cuenta hay muchos mitos que no son reales pero otros sí.

El sol puede matarte si te toca te convertiría en cenizas... Algunos de nosotros podemos salir de día si el sol no es fuerte y obviamente si somos muy viejos.

—¿Tú puedes salir de día?

—Unas pocas horas y cuando el sol no esté muy fuerte.

Esto sorprendió bastante a Cronos.

—Si te decapitan puedes morir, un gran fuego puede matarte...

—¿No piensas tirarte a un gran fuego o sí? - preguntó un poco alarmado.

—¿Por qué piensas eso?- preguntó confundido.

—Leí un libro que luego del vampiro explicarle unas cuantas cosas se suicida... Dejándolo solo y confundido.

—No te preocupes, no es el caso. Puedes tomar alcohol, café... No te harán nada, no te embriagaras, no te hará daño, tampoco te dará deseos de hacerlo. La comida normal te hace daño porque no todas las funciones de un cuerpo humano funcionan en el nuestro, digamos que puedes tardar en digerirla, además que no la necesitas... La sangre es tu único alimento. Eso es básicamente todo, después de eso todo lo demás que has escuchado es b****a.

Cronos escuchaba atento.

—¿No hay una rivalidad ancestral con los hombres lobo?

— No existen los hombres lobo. Hay cambiaformas, pueden transformarse en cualquier animal y no hay rivalidad con ellos.

—Tampoco hay cazadores. ¿Cierto?

—Lamento decirte que sí y son peligrosos. Lo bueno es que son pocos. La mayoría solo se ocupan de los sedientos, a nosotros nos dejan en paz. Aunque hay unos cuantos locos que nos fastidian. ¿Alguna otra pregunta?

—¿Ataúdes?

—Basura también. Hay cortinas negras, tienen efecto black out. No entra un rayo de sol. Están por toda la casa. Una modificación que hice.

—Piensas en todo...

—Cronos la noche aún no termina.—dijo Zeal poniéndose de pie y tomándolo de las manos-Ven aquí.

Cronos se puso de pie, Zeal lo llevó hasta el ventanal lo abrió asió a Cronos de la cintura y se lanzó con él.

Cronos gritó en una mezcla de sorpresa, euforia y terror, mucho terror. Aterrizaron suavemente al pie del risco a una playa de arena blanca.

—Eso fue... No sé cómo me sentiría sobre hacerlo de nuevo.

Zeal se reía a carcajadas.

Caminaron hasta la orilla donde se sentaron bajo la luz de la luna.

Cronos pensó que en las películas y novelas de romance las personas paseaban bajo la luna.

Las olas que rompían en la orilla besaban los pies descalzos de Cronos, Zeal también se quitó los zapatos.

—¿Con esos poderes por qué usas auto? Ahorrarás en gasolina y tiempo.

—Sí pero no es lo más conveniente. ¿Te imaginas caminando tranquilo y de pronto se aparece una persona frente a tí?

—Buen punto.

— Solo lo hago donde no me vean. Como cuando te traje aquí por ejemplo.—Zeal recostó su cabeza en el hombro de Cronos, luego rozó su nariz contra el cuello de Cronos. —Me gusta tu olor aún es humano.

Cronos se estremeció, su piel se erizó al sentir la respiración de Zeal en su cuello. Este último le dió un corto y suave beso en el cuello.

—¿Me dejarías probar tu sangre nuevamente?

—Ya lo hiciste, no debes preguntarme— susurró Cronos.

Zeal volvió a besar su cuello, despacio, pasó su lengua por toda la extensión del cuello del joven que se estremecía ante estas acciones. Zeal fue inclinando a Cronos mientras continuaba besando su cuello, cuando estuvo totalmente encima de él, lo mordió.

Cronos gimió presa del placer. No tenía idea de que se sentía ese placer al ser mordido, ya no sabía que era más placentero beber de alguien o que beban de tí.

Zeal retiró sus colmillos más sus labios permanecieron en el cuello del joven. Cronos lo rodeó con sus brazos, Zeal dejó su cuello lo miró a los ojos, esos hermosos ojos verdes brillantes que le cautivaron, luego su atención se centró en los labios de Cronos, rojos, sensuales, lo besó, Cronos le correspondió, fue un beso suave, Zeal recorría la boca de Cronos que lo aceptó gustoso. Sentimientos que no sabía nombrar llenaron la mente de Cronos y el cuerpo de Cronos, le gustaba el beso, le encantaba estarlo besando, si definitivamente esto era algo que no le molestaría repetir. 

Se separaron despacio.

—Volvamos— dijo Zeal y le dió un corto beso.

Zeal rodeo la cintura de Cronos con un brazo, Cronos colocó sus brazos alrededor del cuello de Zeal, se elevaron y entraron por la misma ventana.

Zeal corrió las cortinas, Cronos estaba quitando las bolsas con la ropa de encima de la cama, sintió unos brazos rodeándolo, unos labios en su cuello.

—¿Vas a morderme de nuevo?

—No.

Cronos se volteó quedando frente a Zeal.

—¿Entonces...?

—Solo te deseo dulces sueños.

—¿Y tú dónde duermes?

—En la habitación de enfrente... 

Cronos asintió. 

Zeal entonces procedió a darle un beso en la frente y salió de la habitación. 

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