Capitulo393
Sin embargo, si Manuel seguía buscándome problemas una y otra vez, sabía muy bien que no iba a quedarme tan tranquilo de brazos cruzados.

Con una expresión seria, lo miré fijamente y le dijo:

—¿Ya terminaste de hablar? Si es así, por favor, sal. Necesito trabajar.

Manuel me miró con arrogancia y respondió:

—¿Eso significa entonces, que estás dispuesto a cederme a esa mujer?

—Deja de decir tonterías.

—Muy bien, como quieras. Nos veremos las caras —dijo, antes de darse la vuelta y marcharse.

Primero el asunto con la señora Elara, y ahora esto con Viviana. Estaba claro que mi conflicto con Manuel había llegado a un punto de no terminar jamás.

Pero, sinceramente, esto ya no me importaba. La situación era la que era, y no valía la pena darle más vueltas al asunto.

El problema fue que Manuel decidió seguir molestándome durante toda la tarde. Debido a sus constantes interrupciones, no atendí a ningún cliente durante ese día.

Sin clientes, no hubo propinas.

Además, aunque recibía un salario ba
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