—¿Acaso no entienden ni siquiera esta regla?—exclamó Lucía con frialdad, reprendiéndolos.

—Presidente Castro tiene razón, nosotros dos entendemos nuestro error...— Matías y su hermano temblaron involuntariamente.

Hay leyes en el país y reglas en la familia. Aunque ellos se han unido a Christian y están bajo su mando, en teoría también se han unido a Vitalis Farmacéutica. Christian es su amo, y Lucía es como medio amo. No se atreverían a desafiar el reproche de Lucía.

—Dado que es su primera infracción, los dejaré pasar esta vez—dijo Lucía con desdén.

—Pero si hay una próxima vez, incluso si Christian no les da una lección, ¡yo no les perdonaré tan fácilmente!

Lucía resopló fríamente.

—Sí, no nos atrevemos. ¡No habrá una próxima vez!— Matías y su hermano prometieron rápidamente, pero su estado de ánimo cayó al fondo.

Ahora, no solo no han obtenido la técnica del nivel de la tierra, sino que también han perdido una píldora de verdadera esencia. El sabor amargo en sus corazones es