Pero al escuchar los pasos cercanos, ella supo que su prima probablemente ya había entrado, así que no se atrevió a moverse.

Si Carmen descubría que estaba acostada junto a Christian, no importaba cuánto tratara de explicarlo, no podría aclarar la situación.

Carmen entró en la habitación y echó un vistazo, solo viendo a Christian medio recostado en la cama, sin rastro de María en la habitación.

—¿Qué? ¿Realmente María no está aquí? — se sorprendió Carmen.

—Es una casa tan pequeña, si no está aquí, ¿a dónde más podría haber ido?

Carmen se preguntó desconcertada.

—¿Quizás fue al baño o a ducharse?

Christian se rio nerviosamente, con el cuerpo rígido y las manos sudando de nerviosismo.

—No, he revisado los baños de arriba y abajo, el balcón y la cocina, no la vi en ningún lado.

Carmen frunció el ceño. Su intuición de mujer le decía que algo no iba bien con la expresión de Christian, pero no podía identificar qué era exactamente.

—Tal vez cuando fuiste a buscarla, ella ya había vuelto a su