Christian sonrió y contó brevemente lo que sucedió cuando se encontró con Jesús corriendo en el parque aquel día.

—¿Eres un médico? ¿O eres un gran maestro de la medicina? No puedo creerlo, es demasiado coincidencia que te hayas encontrado con Jesús mientras hacías ejercicio en el parque y justo cuando tuvo una recaída de su enfermedad y nadie estaba allí para ayudarlo, apareciste tú para salvarlo. Es increíble—, dijo Isabel sorprendida.

Mientras esperaban en el semáforo, Isabel miraba a Christian con incredulidad como si hubiera visto a un extraterrestre.

Christian encogió los hombros: —Por supuesto que es verdad, no tengo ninguna razón para engañarte. Si no fuera por mi ayuda a Jesús, ¿por qué crees que él firmaría un contrato conmigo siendo tan rico?

—No sé por qué me estás mintiendo—, respondió Isabel escéptica.

—Bueno, tal vez solo estoy tratando de pasar el tiempo contigo—, bromeó Christian.

—Pero si realmente eres un médico talentoso, ¿por qué no trabajas en un hospital como do