Andrea tenía un poco de dolor de cabeza.

—No entiendes—dijo. —Solo me gusta Carmen, eso es amor.

—En resumen, no has tenido experiencias amorosas antes. Lo que te digo no lo comprenderás—dijo Iñigo con un rostro lleno de tristeza.

—Deja de pretender ser profundo frente a mí—respondió Andrea. —No tengo tiempo para lidiar contigo.

—¡No te vayas! — exclamó Iñigo sorprendido, y rápidamente sujetó a Andrea para que no se alejara. Luego, como si recordara algo, dijo: —Andrea, escuché la conversación que tuviste con el abuelo hace un momento.

—Siento que el abuelo tiene razón, tú y Christian encajáis bien—continuó. —Así que, ¿qué tal si te conformas con estar con él, mientras Carmen y yo estamos juntos? ¡Sería una solución perfecta para todos!

—¡Estás completamente fuera de lugar! — Andrea abrió los ojos sorprendida, mirando a Iñigo con incredulidad.

Nunca habría imaginado que Iñigo la traicionaría de tal manera solo para perseguir a Carmen. Le costaba creer que Iñigo pudiera siquiera decir