Christian tomó la delicada y blanca mano de Carmen y le agradeció sinceramente. Si no fuera por la comprensión de Carmen, él no tendría la oportunidad de enmendar sus errores con Lucía.

—No me interesan tus agradecimientos verbales. Si realmente quieres agradecerme, entonces trátame bien y no te permito que te alejes de mí—susurró Carmen mientras se acurrucaba en los brazos de Christian.

En realidad, Carmen había presenciado el sufrimiento de Christian durante este tiempo. Fue su compasión la que le permitió darles a él y a Lucía una oportunidad. Otras mujeres tal vez no pudieran hacerlo, pero ella era diferente. Con el amor que sentía por Christian, estaría dispuesta a dar su vida por él. Hacer un pequeño sacrificio por él en este momento no era nada.

—Carmen, no te preocupes. Nunca me separaré de ti en esta vida—prometió Christian solemnemente mientras la abrazaba fuertemente.

Después de un rato, Carmen pareció recordar algo y se separó a regañadientes del abrazo de Christian.

—Chris