Desde que había presenciado las habilidades de Christian y desde que él había salvado a Paula la última vez, ella empezó a ver a Christian con ojos de futura suegra, cada vez más agradable a la vista. Deseaba que su hija pudiera estar con Christian. Sin embargo, Christian parecía haber desaparecido en estos últimos tiempos, y ella se preocupaba en silencio, pero no podía hacer nada al respecto.

—Mamá, no digas tonterías, no tengo una cita con Christian...— Paula se ruborizó y se quejó un poco.

—Paula, no te enfades con mamá. Hombres tan excelentes como Christian no se ven todos los días. ¡Debes aferrarte a él!— Patricia habló seriamente.

—Entiendo, lo haré lo mejor que pueda...— Paula respondió débilmente.

—¿Qué dijiste?— Patricia se sorprendió y casi no podía creer lo que estaba escuchando. Anteriormente, había aconsejado a su hija que aprovechara la oportunidad con Christian, pero Paula no tenía sentimientos románticos hacia él y rechazó la idea varias veces. Pero ahora, Paula había