—¡Ah, ya entiendo!

Después de escuchar la explicación de Agustín, Christian y Jordi de repente comprendieron, entendiendo por qué Agustín se resistía a unirse a Vitalis Farmacéutica.

Especialmente Christian, al darse cuenta de que Agustín no estaba faltando a su palabra, su expresión se suavizó considerablemente.

—Agustín, no tienes por qué preocuparte. Calvo no es más que un simple matón. ¡No podrá conmigo! —dijo Christian con una sonrisa leve, sin preocuparse por Calvo en absoluto.

—¿Es verdad lo que dices? —Agustín y Jordi se miraron el uno al otro, ambos mostrando una expresión de duda.

Ambos sabían lo peligroso que era Calvo. No creían que Christian pudiera enfrentarse a él. ¡Era simplemente inimaginable!

Pero ahora, Christian había prometido varias veces frente a ellos que los ayudaría a deshacerse de Calvo. No entendían de dónde sacaba Christian la valentía para desafiar a Calvo de esa manera.

—¡Niño, tienes mucha labia! —Justo en ese momento, ocurrió algo inesperado. Una risa f