—No, por favor.

—Soy joven, no quiero morir.

—Christian, reconozco mis errores, por favor, ten piedad de mí.

Sintiendo la intensa hostilidad emanando de Christian, Néstor mostró un rostro de terror.

Como yerno de la familia Gil, tenía una vida futura llena de prosperidad y riqueza que no quería perder. Naturalmente, no deseaba morir.

Sin preocuparse por nada más, se apresuró a suplicar a Christian por su vida.

—¿Solo ahora te das cuenta de tus errores? ¿Por qué hiciste cosas malas antes?

—Gente maliciosa y astuta como tú debería reflexionar adecuadamente en el infierno.

Con una expresión severa, Christian levantó la palma de la mano y la estrelló sin piedad contra la cabeza de Néstor.

—No, no quiero morir.

Néstor mostró un rostro lleno de horror, con el corazón lleno de desesperación.

Sin embargo, en el momento de su desesperación, ocurrió algo inesperado.

Con el sonido repentino de frenos chirriantes, un lujoso automóvil plateado se aproximó rápidamente.

Luego, la puerta se abrió y un