—¿Quiénes son ustedes?

—¿Por qué atacaron sin motivo a los guardias de seguridad de nuestro Grupo Artístico y además irrumpieron violentamente en nuestra empresa? —Adrián recriminó en voz alta, liderando a dos jóvenes que bloquearon el paso de Amalio y sus compañeros.

—¡Solo son unos insignificantes en la etapa intermedia de Gran Maestro!

—¡No tienen derecho a hablar conmigo!

Sintiendo las fluctuaciones de la energía verdadera de Adrián y sus dos compañeros, Amalio resopló con desdén. Luego, se volvió hacia uno de los guardaespaldas de la familia Báez y ordenó: —Gervasio Báez, encárgate de estos tres. ¡No permitas que se interpongan en nuestro camino!

—¡Entendido! —Gervasio asintió.

Entonces, dio un paso adelante sin vacilar, levantó la mano sin previo aviso y, con una fuerza feroz, se lanzó rápidamente hacia Adrián y sus dos compañeros.

—¡Están yendo demasiado lejos! —Adrián estaba furioso. No esperaba que no solo irrumpieran violentamente en Grupo Artístico, sino que también mostrara