Esa noche, después de que Christian, Carmen y las otras mujeres terminaron su jornada laboral y regresaron a casa, discutieron los asuntos de la empresa mientras cenaban.

—Christian, esta región del sur es vasta y rica en recursos. Las pocas píldoras que refinaste la última vez apenas fueron suficientes para satisfacer la demanda —dijo Lucía sin poder evitarlo—. ¿No deberías empezar a trabajar en la segunda partida de píldoras lo antes posible?

—Sí, también quiero refinar la segunda partida de píldoras lo antes posible, pero el suministro de materiales medicinales por parte de la familia Rivera no puede seguir el ritmo —frunció el ceño Christian. Su velocidad en la refinación de píldoras era bastante rápida y no era un problema complicado. Sin embargo, los suministros de materiales medicinales de la familia Rivera eran limitados, y la mayoría de los ingredientes principales que tenían más de dos o trescientos años y alrededor de quinientos años ya se habían agotado en su último lote.

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