Después de que terminó la feria de ventas, los jóvenes herederos de las familias se marcharon todos muy satisfechos. Pronto, en la empresa solo quedaron Christian, Germán y algunos otros, junto con Herminio e Hilario.

—Herminio, te agradezco mucho por tu ayuda al ahuyentar a Genaro—Christian no olvidó agradecerle a Herminio.

—Christian, no menciones eso. Antes, tú salvaste a Leocadia, y la familia Romeo te está muy agradecida. Esto es lo que se debía hacer—respondió Herminio sinceramente.

Christian sonrió sin decir más. Las relaciones humanas funcionaban de esa manera, un intercambio mutuo de ayuda y favores; era una parte normal de la vida.

—Christian, si no necesitas ayuda con nada más, Hilario y yo nos retiramos—se despidió Herminio, y junto a Hilario, se retiró del lugar.

En ese momento, Germán indicó a los miembros de la familia Rivera y los guardaespaldas, que ayudaran a Lucía con las tareas de cierre. Luego, se dirigió solo hacia Christian y Carmen.

—Christian, los efectos de es