—Qué habilidoso —dijo Christian mientras se sostenía el pecho y se levantaba del suelo, luchando contra sus heridas. Sin embargo, su mirada estaba llena de asombro.

Aunque Hilario le había advertido previamente que Genaro era un subordinado de Galileo y no alguien fácil de tratar, Christian se había creído con suficientes cartas bajo la manga para no preocuparse por Genaro. Pero ahora, finalmente se dio cuenta de que Genaro era, de hecho, un Poderoso de Categoría Imperial con un Nivel del Emperador de Batalla.

Christian también comprendió por qué Amalio no había desafiado a Genaro de frente y había tenido que tragarse el engaño con anterioridad.

—Muchacho, has recibido uno de mis golpes y aún puedes ponerte de pie. Parece que la suerte te acompaña —comentó Genaro con sorpresa, subestimando la habilidad de Christian.

Luego, Genaro lanzó otro golpe, decidido a acabar con Christian y apoderarse de la Perla del Espíritu Puro de una vez por todas.

—¡Maldición! Genaro, me estás forzando a es