Al ver a Christian manteniéndose en calma, Leocadio no pudo evitar sentir cierta vacilación. Aunque había sospechado que Christian tenía algo inusual, no estaba al tanto de la protección proporcionada por el Espejo del Corazón del Emperador que Christian tenía. Sabía que en su enfrentamiento anterior, Christian había lanzado una energía verdadera extraña cuando estaba exhausto, lo que lo había lastimado.

Con este precedente, si Christian continuaba contraatacando, Leocadio naturalmente no se atrevería a enfrentarlo de frente. Sin embargo, la pasividad de Christian en este momento desconcertó a Leocadio.

—Chico, prepárate para morir —murmuró Leocadio, después de una breve vacilación. Sus ojos brillaron con determinación. No sabía qué planeaba Christian, pero estaba seguro de una cosa: sin importar cuán fuerte fuera Christian, seguía siendo un ser de carne y hueso. Un solo golpe suyo, incluso si Christian sobrevivía, lo dejaría gravemente herido.

Con esta resolución, dejó de lado todas s