—¿Quién dijo que iba a matarlos a ustedes dos? —Christian respondió con una sonrisa de desprecio.

La última vez en Ciudad Baja, mató a Fernando y luego fue capturado por Grupo Dragón de Guerra. No había olvidado ese incidente. Con la restricción de Grupo Dragón de Guerra, y su costumbre de no tomar vidas humanas, nunca había intentado matar a nadie de la familia Pacheco o la familia Aguirre, incluso si estaban codiciosos por sus tesoros. No había necesidad de derramar sangre sin motivo.

—Eso es un alivio —escuchando que Christian no tenía la intención de matarlos, el señor Pacheco y el señor Aguirre se sintieron momentáneamente aliviados, soltando un suspiro de alivio en silencio.

Sin embargo, antes de que pudieran sentirse complacidos, las palabras de Christian en el siguiente momento los sumieron en un abismo.

—Se puede perdonar el crimen, pero es difícil escapar de las consecuencias vivas —dijo Christian con una expresión fría.

Las palabras aterrorizaron al señor Pacheco y al señor